Un cantaor totémico

Un recital intenso, sin concesiones. El cantaor cordobés se entregó en cada tercio. Cante clásico que en su garganta suena nuevo, recién nacido. Por su carácter anárquico pero también por sus facultades prodigiosas que le permiten jugar con la melodía, alargar un compás más allá el tercio. Además se aburre de hacer siempre lo mismo y nos sorprende en cada ocasión. Por ejemplo en la malagueña, que inició con los estilos bailables, fandangos de Lucena y Granada, y remató con los cantes más graves, cartagenera del Rojo y malagueña del Mellizo. Es el orden contrario al habitual hoy pero se ajusta a la cronología. En las seguiriyas estuvo prodigioso, roto, desconsolado y enorme, con un remate por cabales sobrecogedor. Por cantiñas jugó con el ritmo a placer e introdujo algunas de las letras que le escribió Isidro Muñoz. También se acordó de Muñoz en la soleá que cantó para el baile preciso, categórico, de El Barullo. Ambos intérpretes se entendieron a la perfección, disfrutaron sobre las tablas y nos hicieron disfrutar.

El Pele es un artista único, de enormes valores musicales pero también escénicos. Con un color vocal maravilloso que con sólo entonar consigue conmover. Un cantaor totémico que agiganta su figura, sobre todo después de las últimas despedidas que ha vivido el mundo del flamenco. Un gran inicio de la nueva temporada del ciclo Flamenco Viene del Sur.