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ESPERANZA FERNÁNDEZ I CANTAORA

“En el cante mandan el corazón, el sentimiento y la emoción”

  • La artista, que presenta este sábado en el Cartuja Center su disco ‘Se prohíbe el cante’, confiesa “estar como loca” por volver a cantar y hacerlo acompañada de La Tremendita, Rancapino Chico, Argentina, Jesús Méndez, María Terremoto y la bailaora Ana Morales

La cantaora Esperanza Fernández Vargas (Sevilla, 1966).

La cantaora Esperanza Fernández Vargas (Sevilla, 1966). / Raúl Caro / Efe

Todos los recuerdos de Esperanza Fernández tienen una melodía. Hija del cantaor Curro Fernández y la cantaora Pepa Vargas, a la sevillana la educaron en el respeto por el flamenco y por la música y le inculcaron una pasión que se mantiene intacta con los años. Por eso, no oculta su ilusión y confiesa, al otro lado del teléfono, “estar como loca” por volver a pisar el escenario y hacer lo que más le gusta: cantar.

Lo hará este sábado 19 de febrero en el Cartuja Center (21 horas) con Se prohíbe el cante, un proyecto que dio lugar a un documental y a un disco que la artista grabó en directo en las peñas más señeras de Andalucía (y en la de Badalona). Tras el parón de la pandemia por fin lo presenta en su ciudad arropada por la guitarra de Miguel Ángel Cortés y la colaboración de Argentina, Rancapino Chico, Rosario La Tremendita, Jesús Méndez, María Terremoto y el baile de Ana Morales.

-Este álbum es el fruto de una gira con la que volvió a recorrer las peñas tras pasar por los grandes teatros... ¿Cómo fue ese reencuentro?

-Fue algo natural y muy gratificante. En aquel momento las peñas estaban de capa caída y sentí que era necesario dar el agradecimiento personal y artístico a estos lugares por donde hemos pasado todos. Por eso, llamé a artistas de cada ciudad, como Marina Heredia, Arcángel, Rocío Márquez, José Valencia, Miguel Poveda, Tomatito, Jesús Méndez o mi propio padre, para que se sumaran a la reivindicación en su peña y reconocer juntos la oportunidad que nos dan para iniciarnos y desarrollarnos en este arte.

-Porque, ¿la voz sale distinta según las tablas y según el público?

-Qué va. Cuando hay corazón, sentimiento, emoción y afición, la voz sale bien siempre. Aquí dimos lo máximo y en todas las peñas nos sentimos muy arropados por una afición que sabía perfectamente lo que estaba escuchando. Además, lo que hay no tiene trampa ni cartón, porque cuando grabas en directo solamente tienes una oportunidad, no puedes revisar nada una segunda o tercera vez como en el estudio.

"Me da pena que el aficionado peñista no vaya al teatro. Creo que deberían sumar y comprar las entradas para apoyar a sus artistas también en los escenarios”

-Sin embargo, da la sensación de que hay un sector del flamenco que no pisa nunca una peña y, viceversa, una afición peñista que no va nunca al teatro, ¿entiende que existan estas posturas tan irreconciliables?

-Es cierto que el aficionado peñero va poco a los teatros y me da la pena. Particularmente me gustaría que sumaran ahí un poco porque la unión hace la fuerza. Y lo mismo que nosotros nos esforzamos en algún momento, cuando tenemos una trayectoria, y vamos a la peña con un caché inferior al que estamos acostumbrados, creo que deberían hacer el esfuerzo de comprar las entradas y apoyar a sus artistas en los teatros.

-Sobre todo porque las emociones que se viven en la peña y en el teatro pueden ser distintas pero complementarias...

-Exacto, no está reñido para nada. Una peña es un recinto más íntimo que te permite disfrutar del artista en cercanía, pero el teatro ofrece unas condiciones de espacio, sonido, iluminación, escena... que hace que el artista se pueda desenvolver de manera diferente.

-Dice Juan José Téllez de usted en el prólogo del álbum que “es puramente mestiza como el flamenco”, ¿a qué se refiere?

-Él sabe que soy una artista muy versátil. Es evidente que soy cantaora de flamenco, pero mis inquietudes musicales son más amplias. Afortunadamente tengo unas cualidades vocales que me permiten hacer otras cosas, siempre desde el respeto. Acercarme a la música clásica o al jazz, por ejemplo, han sido experiencias muy positivas que me han dado amplitud, otra forma de ver la música... y todo eso me ha servido para mi flamenco tradicional.

-Además, dejarse influenciar por otras músicas es inevitable, ¿no?

-Evidentemente, para cualquier artista es fantástico experimentar para enriquecerse y no encasillarse. Además, luego cojo las seguiriyas hasta con más ganas.

-Usted recalca la necesidad de mantener el legado de los que nos precedieron y transmitir todo eso a los que vendrán, ¿cómo se lleva esa responsabilidad?

-Es una satisfacción porque me siento muy respetada por la gente joven. Soy un poco la mayor de todos ellos porque empecé muy pequeña y llevo ya 35 años en este mundo. De hecho, tengo la suerte de levantar el teléfono y que me acompañen siempre, como van a hacer en este concierto de Cartuja Center.

“Las mujeres ya no tenemos que demostrar nada en el cante porque nuestras predecesoras nos allanaron el camino con su valentía. Ahora mismo tenemos una libertad absoluta para decir lo que queremos”

-‘Se prohíbe el cante’ hace alusión a ese cartel que se colocaba durante el franquismo en muchos bares y tabernas ¿pero sigue siendo difícil hoy día encontrar espacios donde escuchar cante?

-Es cierto que el baile tiene mucha más salida que el cante y siempre queda camino por recorrer, pero soy bastante positiva. Recientemente he estado en Rusia y he podido comprobar que el teatro estaba lleno y la gente salía llorando sin necesidad de entender el idioma. El flamenco es emoción y eso se entiende en todo el mundo.

-Entonces, ¿cómo se lo explicaría a quien dice que no lo entiende?

-No tiene que entender nada, hay que sentir. La pregunta sería, ¿se te ha puesto el vello de punta? No hace falta ser erudita de un arte para que algo te emocione o no. A partir de ahí, si te llega, sería importante investigar de dónde viene todo esto porque seguramente te haga apreciarlo aún más.

-En el disco homenajea a algunas de las mujeres que han abierto fronteras en el flamenco, como la Paquera de Jerez, la Repompa o la Niña de los Peines. ¿Qué han aportado o aportan las mujeres al cante?

-Todo, ya no tenemos nada que demostrar. Todavía quedan algunos flecos por ahí, pero nuestras antepasadas artistas, que sufrieron tanto y fueron tan valientes, nos han allanado el terreno. Ahora mismo tenemos una libertad absoluta para decir lo que queremos.

-¿Cómo afronta la vuelta a los escenarios tras este parón tan difícil?

-No lo afronto, lo celebro. Tengo unas ganas locas de cantar y de juntarme con otros compañeros diferentes de primer nivel que tienen las mismas ganas que yo. Sólo espero disfrutar y que nos lo pasemos muy bien para transmitir toda esa energía al público.

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