Romeo, Julieta y el hilo de oro de Bellini

Ópera

El Maestranza acoge desde el día 9 'I Capuleti e i Montecchi', recreación del compositor italiano de la tragedia de los amantes de Verona y una obra donde brilla su gran talento para las melodías

El equipo de 'I Capuleti e i Montecchi', en el decorado de la ópera.
El equipo de 'I Capuleti e i Montecchi', en el decorado de la ópera. / Guillermo Mendo. / Teatro Maestranza

Vincenzo Bellini (Catania, Sicilia, 1801-Puteaux, Francia, 1835) sólo dispuso de mes y medio para componer I Capuleti e i Montecchi, y aprovechó la música que había escrito previamente para otra ópera, Zaira, que había fracasado en el Teatro Regio di Parma. Pero lo accidentado de la partitura no impidió que el autor de Norma o I Puritani firmara una obra "importantísima", señala Javier Menéndez, director artístico del Teatro Maestranza, sobre un título que se representa por primera vez en el coliseo del Paseo Colón desde el 9 de este mes, con dos funciones más programadas el 11 y el 13. Leonor Bonilla (Giulietta), Daniela Mack (Romeo), Airam Hernández (Tebaldo), Dario Russo (Lorenzo) y Luis Cansino (Capellio) protagonizan esta producción de la Ópera de Tenerife y el Teatro Comunale de Bolonia, con dirección musical de Jordi Bernàcer y una dirección de escena de Silvia Paoli que traslada la acción a los años 70 del siglo XX, una época en la que la mafia calabresa otorga nuevos matices a esta historia inmortal de rivalidades entre clanes, odio, amor y violencia. Un argumento para el que, según cuentan, Bellini y Felice Romani, creador del libreto, no se inspiraron en el Romeo y Julieta de Shakespeare, sino en las leyendas sobre el mismo episodio que circulaban por Italia.

En un encuentro con la prensa, Bernàcer celebró la "apuesta notable" que ha hecho el Maestranza "por ampliar el repertorio y no recurrir a otras creaciones más populares de Bellini", y destacó asimismo que para la ocasión se haya reclutado a un reparto "muy equilibrado, donde todas las voces casan estupendamente. Esta música es de tal dificultad que sólo con un gran elenco puede llevarse a escena", comentó el director alicantino, para quien el talento de Bellini, el "hilo de oro" que atraviesa sus melodías, "es un milagro". Bernàcer apuntó que esta obra tiene "una conexión con Sevilla": la interpretó en Bolonia en 1832 María Malibrán, hija de Manuel García, aunque se permitió la licencia de reemplazar la última parte con la escena de la tumba de otra ópera, Julieta y Romeo, de Nicola Vaccai, "porque consideraba que era un final más brillante y se podía lucir más. Pero lo cierto", concluye el maestro, "es que Bellini alcanza en este I Capuleti e i Montecchi unas cotas de expresión insuperables".

La soprano sevillana Leonor Bonilla asegura que el regreso con estas funciones a su "casa musical, donde he crecido", el Maestranza, no es precisamente un mero trámite. "Perdonadme el símil", dijo este jueves a la prensa, "pero venir aquí es como presentarle tu novio a la familia. Puedes presentárselo a los amigos, a los compañeros de trabajo, que no tendrá tanta importancia. Como artista, la aprobación de tu ciudad es lo que más impone. Es difícil ser profeta en tu tierra, y yo lo conseguí hace tres años con Lucia di Lammermoor, y antes con el Premio Ciudad de Sevilla y con todo el apoyo que he tenido aquí", afirma la cantante, cuyo cumpleaños coincidirá con el estreno de I Capuleti...

Leonor Bonilla y Daniela Mack.
Leonor Bonilla y Daniela Mack. / Teatro Maestranza

La argentina Daniela Mack, que afronta el papel de Romeo –que Bellini concibió para otra mujer, Giuditta Grisi–, debuta en ese rol y ante el público del Maestranza con esta producción, y lo hace, dice, "contentísima", pese a que, afirma, "eso del bel canto es una mentira: el público tiene que pensar que es algo fácil, pero para nosotros lograr que dé esa impresión es lo más difícil".

Con I Capuleti... vuelve un habitual del Maestranza, Luis Cansino. "La temporada próxima se cumplen 35 años de carrera, pero pienso empezar la celebración con estas funciones, en este teatro donde siempre he sido muy querido", comenta. El barítono madrileño admite que cada vez que se enfrenta a un nuevo papel y a un nuevo proyecto "lo que hace uno, en realidad, es enamorarse. Cuando tienes entre manos un trabajo tan etéreo, tan mágico, enamorarte es una obligación moral", opina, antes de añadir que Leonor Bonilla "es un ángel, una de esas personas que quiero dentro de la profesión. Siento cada triunfo suyo como un logro personal".

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