El salto | Crítica

La valla del hombre

Una imagen del nuevo filme de Benito Zambrano.

Una imagen del nuevo filme de Benito Zambrano.

Era más o menos previsible que fuera Benito Zambrano el encargado de abordar el asunto de la inmigración, el paso clandestino de la frontera y sus consecuencias humanitarias de acuerdo a los cánones de cierto cine con conciencia social del que el lebrijano ya ha dejado algunas muestras desde aquella ya lejana Solas.

La valla alambrada de Melilla como horizonte de esperanza y muro de decepción y vergüenza se convierte aquí en el destino de la odisea de un puñado de inmigrantes de distintos países africanos en un viaje de ida y vuelta que arranca primero con la deportación y prosigue luego, ya desde Marruecos, con el intento de regresar a España luchando contra las mafias, la policía y los abusos y extorsiones de todo tipo.

El salto pone su foco en Ibrahim (Moussa Sylla) como prototipo del buen africano trabajador y honrado caído en desgracia, acosado siempre por las circunstancias (también las legales) en un guion que tiene mucho de didáctico y ejemplarizante y poco de verosímil en su despliegue de situaciones, tiempos, personajes y diálogos que buscan una empatía más conceptual y no tanto apegada a la complejidad de la realidad o la intensidad de lo que se muestra.

Zambrano parece disponer todo el trayecto para culminar con el abordaje de esa valla en la noche y hacer de ese último esfuerzo el gesto épico, desesperado y trágico que redima la película de sus lugares comunes y esquematismos que, entre un batiburrillo de lenguas, acentos y niveles interpretativos, tienden a desdibujar a los personajes para convertirlos en estereotipos, también a esa mujer violada a las puertas mismas de la frontera.

Cine comprometido y bienintencionado, faltaría más, también algo formulario y sin demasiada carga de profundidad, El salto no consigue sobrevolar la dramatización de la actualidad de telediario o reportaje, lo que garantiza que su mensaje humanista y su afán de justicia lleguen sin problemas al público que lo espera con unas mismas expectativas.