arte

Una década agitando el nuevo coleccionismo

  • La galería Delimbo acoge una exposición colectiva, 'Friends & Family vol. 2', que se enmarca en los actos de celebración de sus 10 años como espacio de referencia del arte urbano en Sevilla

Los artistas y dueños de Delimbo Laura Calvarro y Seleka, en la galería ante tres de las obras del catalán Sixe Paredes.

Los artistas y dueños de Delimbo Laura Calvarro y Seleka, en la galería ante tres de las obras del catalán Sixe Paredes. / juan carlos vázquez

La galería Delimbo, el gran espacio de referencia del arte urbano en Sevilla, cumple diez años y el balance, apunta Laura Calvarro, artista como Seleka y ambos socios y directores del local de la calle Pérez Galdós, sólo puede ser bueno. "Hemos ido lentamente, paso a paso pero siempre adelante, nunca hacia atrás, siendo muy fieles a nuestra línea, a la manera en que creemos que hay que hacer las cosas, así que afortunadamente podemos decir que no hemos nada en este tiempo de lo que hoy no nos sintamos orgullosos".

La exposición colectiva que acoge estos días la galería marcó el inicio de la celebración del aniversario. Friends & Family vol. 2 recoge hasta mediados del próximo mes de enero una quincena de obras, todas inéditas, de cuatro artistas de los cuales tres se estrenan en la galería, Sixe Paredes, Jeroen Erosie y Rafael Gerlach, más conocido en la escena como SatOne, y el cuatro de ellos, Felipe Pantone, es a estas alturas "un clásico de Delimbo". "Ya hicimos una primera colectiva, titulada Friends & Family [de marzo a abril de este año], con artistas que trabajaban, cada uno a su modo, en torno a la figuración. Para esta segunda Friends & Family, porque tenemos la intención de hacer muchas más, nos apetecía mucho reunir a artistas con los que llevábamos queriendo trabajar mucho tiempo, esta vez con el eje de la abstracción", explica Calvarro. "Además -tercia Seleka-, a muchos de los artistas con los que hemos trabajado en la galería los conocíamos ya de antes de abrirla, existía un vínculo previo porque venimos todos del graffiti".

Entre el collage y la pintura se mueven del holandés Jeroen Erosie y el español Sixe Paredes, ambos nacidos a mediados de los 70 precursores del llamado street art, interesado el primero cada vez más, explica Seleka, por "las formas puras, la geometría y el trabajo concienzudo en el estudio", y el segundo especialmente fascinado por la iconografía de las culturas antiguas o ya extintas, que funde y ubica en sus obras en contextos contemporáneos que presentan, a veces, una suerte de fuga sideral, dado el interés del artista por imaginario del espacio exterior.

Las obras que presenta el argentino Felipe Pantone tienden a una hibridación de la escultura y la pintura. Fuertes contrastes, colores intensos, efectos y una buena cantidad de recursos convierten sus obras en poderosas e impactantes creaciones que se balancean entre el graffiti, el op-art y el arte cinético. El alemán SatOne, por su parte, trabaja a menudo en una pintura de gran formato donde despliega sus abstracciones geométricas no sometidas a la ley de la gravedad.

Los cuatro son representantes del street art más vanguardista y han expuesto en galerías y centros de arte de todo el mundo (Paredes, por ejemplo, fue el primer español seleccionado por la Tate Modern para su gran exposición de arte urbano en 2008, en el marco de la cual realizó una intervención en la fachada del emblemático edificio londinense). Pero son, ante todo, dicen Seleka y Calvarro, amigos, personas a las que admiran y a las que se sienten unidas por algo más que una mera coincidencia en los gustos artísticos. "Para nosotros eso es fundamental. Y luego viene todo lo demás. No hemos venido aquí a ser infelices con nuestro trabajo. Cuando empezamos lo hicimos por pasión, con algo de locura también, supongo, pero Delimbo nunca fue uno de esos proyectos que empiezan con un estudio de mercado y un plan de márketing y todo eso, más bien todo lo contrario", cuentan.

Diez años después, el panorama ha cambiado bastante, principalmente porque este tipo de expresiones artísticas han sido asimiladas por el público y naturalizadas definitivamente dentro de la instituciones. "Aun así quedan ciertos estigmas. Muchos, por ejemplo, siguen preguntándonos cosas del tipo cuántos botes de espray se han usado para tal obra, cuando nosotros en la galería no exponemos graffiti... Se siguen metiendo demasiadas cosas en el mismo saco, pero nosotros -dice Calvarro- estamos contentos porque sentimos que de algún modo hemos contribuido a educar y familiarizar a mucha gente, y se nos respeta y somos conocidos precisamente por esa línea seria, clara y rigurosa que siempre hemos llevado".

"Es más", continúa Seleka, "a día de hoy el arte urbano no sólo está aceptado, sino que la gente invierte en él. Nosotros tenemos ya muchos coleccionistas fieles, afortunadamente, y entre ellos los hay de perfil alto y en cuya colección hay todo tipo de arte contemporáneo. Pero también hay mucha gente joven que nos compra obra gráfica, que es lo que ahora mismo al menos se pueden permitir [como dato orientativo, los precios de las obras de la exposición ahora en curso oscilan entre 1.200 y 7.000 euros], y hay artistas que trabajan con nosotros y reinvierten los ingresos de las ventas en comprar obra de otros artistas de la galería... El perfil de nuestro coleccionista es tan amplio como nuestro público".

Entre los proyectos que irán tomando forma próximamente hay uno que comenzará "muy pronto": la creación de un Club Delimbo, por el cual, "pagando una cuota bastante baja cada cuatro meses, los socios recibirán obras gráficas de los artistas de la galería en cada plazo de pago, podrán beneficiarse de descuentos al comprar originales o asistir a eventos privados de la galería", explica Calvarro. "Nos ayuda a seguir produciendo y fideliza a nuestros clientes -sigue-. También queremos salir más fuera, participar en ferias españolas e internacionales, comisariar exposiciones no sólo en Sevilla... El trabajo llama al trabajo y no nos podemos quejar. Tenemos muchas cosas en el horizonte y muchas ganas de hacerlas y seguir creciendo. Es lo que siempre quisimos, que Delimbo fuera un espacio vivo".

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