La energía del joven Morente

Juan Vergillos

11 de septiembre 2016 - 05:00

JOSÉ ENRIQUE MORENTE. Cante: José Enrique Morente. Guitarra: Rubén Campos. Palmas y coros: El Turri, El Yamas. Percusión: El Popo. Lugar: Teatro Alameda. Fecha: Sábado 10 de septiembre. Aforo: Lleno.

José Enrique Morente ofreció un recital fresco, pleno de energía, liderando con solvencia a un grupo joven y bien empastado. Ahí tiene bien aprendida la lección paterna porque Enrique Morente era, entre otras muchas cosas, un líder carismático. El repertorio de José Enrique es, naturalmente, el del último Enrique Morente, con algunas, pocas, calas en sus primeros discos. Lo que pasa es que Enrique Morente mantuvo vivo su repertorio juvenil incorporándolo en sus recitales de madurez aunque dándole otro sentido musical. Un ejemplo de ello son los fandangos de Huelva del maestro Pepe de la Matrona que el joven José Enrique hizo con entrega, rompiendo la voz y completando el cante con otras melodías morentianas de diversas épocas. El recital se abrió y se cerró con el grupo al completo ofreciendo una selección de cantes festeros que incluyó además varias tandas de bulerías, tangos y caña. Se abrió y se cerró con fragmentos del Poema de la saeta de Lorca, autor que no podía faltar a la cita, como tampoco San Juan de la Cruz, otro de los referentes de Morente, en su versión del salmo Encima de las corrientes por bulerías. O el Priests de Leonard Cohen por tangos.

La parte central incluyó tarantas, soleá y tientos, la zona más grave del repertorio. En los tientos se entregó el intérprete con rabia, haciendo, de nuevo, la melodía paterna. La soleá y la taranta fueron la parte más floja del recital, ahí donde aún necesita madurar. Se trata de estilos muy exigentes. Por ejemplo la taranta, creación de Antonio Chacón en el culmen de su creatividad, exige, no sólo unas condiciones vocales excepcionales, también inteligencia y musicalidad para columpiarse en esos medios tonos característicos tan deliciosos. Ahí es donde José Enrique Morente aún puede y debe crecer. No obstante en el repertorio festero brilla no sólo por sus condiciones vocales, también por su carisma escénico mezcla de timidez y desparpajo propia de sus pocos años.

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