'Flamenco EÑE', por la afición mundial
La Fundación SGAE reúne en Granada a diez programadores internacionales en la décima edición de una muestra que promociona artistas flamencos de “raíz y vanguardia” por los escenarios del mundo
En cualquier latitud, el flamenco causa siempre una mezcla de admiración y curiosidad entre un público repartido por todo el globo, pero hermanado por el poder de transmisión de esta música universal. “El flamenco tiene una profundidad y fortaleza que lo hacen imprescindible en cualquier centro cultural del mundo”, apunta Ramiro Osorio, quien fuera ministro de cultura colombiano, ahora al frente del Teatro Central de Bogotá. Junto a él, otros nueve programadores internacionales en busca de talento jondo han acudido a la décima edición de Flamenco EÑE, la muestra que la Fundación SGAE acaba de celebrar en Granada entre el 17 y el 19 de septiembre dentro de la primera Bienal de Flamenco de la ciudad nazarí.
Como reclamo, seis propuestas artísticas con el objetivo compartido de llevar su flamenco a los principales escenarios del mundo. Ya sea a la solera del festival francés de Mont de Marsan, o frente la incipiente afición flamenca de Helsinki, los artistas participantes miran al extranjero para expandir su carrera. Algunos lo hacen con sus primeros proyectos. La cantaora cordobesa Rocío Luna está girando con su primer recital en solitario, A la voz de la luna, con el que sueña cruzar el charco: “Me hace mucha ilusión ir a Estados Unidos, aunque cualquier destino es una oportunidad de enriquecimiento”. Entre las opciones de este año están la Biennale de Amsterdam, el Flamenco Festival de Nueva York y Londres, el Ibérica en México, el Esch húngaro o el Festival Flamenco de Alburquerque.
Con usar el pasaporte sueña la también jovencísima Lucía Beltrán. La de Trigueros presentó Un paseo por el cante, un recital con el que se abre paso en el flamenco más tradicional, una disciplina que sabe encanta en Francia, donde ya ha tenido oportunidad de actuar: “La respuesta del público de fuera siempre ha sido muy cálida, realmente se nota que tienen afición”.
Además de las actuaciones en el Centro Lorca, la cita organiza encuentros profesionales entre artistas y programadores, una suerte de entrevista de trabajo, con la que tantear in situ qué propuestas llevar a los escenarios en la próxima temporada. Así, la afición granadina ha podido disfrutar además del enjundioso cante de Rafael de Utrera, la fantasía de la guitarra de José Luis Montón, la delicada fusión de la formación onubenese Planeta Jondo y las innovaciones en el cante del extremeño Francisco Escudero, “Perrete”.
Los programadores elogian esta variedad de propuestas, que abordan diferentes estéticas dentro del género. Aseguran que el público extranjero celebra espectáculos que se salgan de los cánones tradicionales. Paola Nieto, productora del Flamenco Helsinki Festival, define al público finés como “abierto y muy sensible”. La primera edición de la Bienal celebrada el año pasado en la capital del país, reunió a figuras como Israel Galván, en un intento “de profundizar en la cultura española en su versión más contemporánea [...] La obligación de un programador es ampliar los horizontes de la audiencia”.
Por su parte, Osorio señala la solidez de la afición colombiana: “la ciudad está llena de academias de flamenco”, lo que aporta un grupo de fieles aficionados que se mezcla con el público habitual del teatro: “la tarea de una institución como el Teatro Central de Bogotá es ofrecerle al espectador un mapa de la creación artística, porque ese es un derecho de los ciudadanos. Y el flamenco no puede faltar, pues es un arte profundamente conmovedor”.
Nicolas Carvajal pasa estos días en Granada descubriendo artistas para el Festival Flamenco de Lisboa, una cita que ha tenido que recorrer un largo camino para consolidarse en el país vecino: “Cuando empezamos a programar, descubrimos que en pueblos a ocho kilómetros de Badajoz había portugueses que no habían escuchado flamenco en su vida”. Ahora el festival juega un papel principal en la vida cultural lisboeta, “que normalmente mira mucho más a la música brasileña”.
Los tres profesionales coinciden en buscar sólo la excelencia, con valores como “originalidad y profundidad, más que aspectos técnicos”, señala Nieto.
En el ambiente joven e independiente de la Sala Planta Baja, la programación OFF dio cabida a la versión más experimental de lo jondo con seis grupos han desplegado un abanico de nuevas sonoridades flamencas, que fueron desde la reformulación del folclore andaluz con pulsos electrónicos a cargo de Rezelo; a la fusión con música clásica que firma el cantaor Sebastián Cruz en su último trabajo, Zarabanda.
El onubense celebra una iniciativa que “no solo se fija en lo puro, sino que premia lo original”. Zarabanda, explica Cruz, explora la vinculación del flamenco con la música barroca, trayendo a terreno jondo composiciones de viola de gamba de autores como Haendel. Ahora, tras su paso por Granada, el cantaor de Beas confía en poder presentar su trabajo en el extranjero, como ya hicieran hasta un centenar de artistas participantes en las ediciones anteriores de Flamenco EÑE.
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