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Danza

'Giselle' en los bosques de Bécquer

  • La Compañía Nacional de Danza vuelve al Maestranza con una versión del clásico que rinde homenaje al poeta sevillano.

  • Joaquín de Luz plantea una adaptación "menos empalagosa".

El director del Maestranza Javier Menéndez con Joaquín de Luz, responsable de la CND.

El director del Maestranza Javier Menéndez con Joaquín de Luz, responsable de la CND. / Antonio Pizarro

Hace justo un año, cuando arrancaba un 2020 que aún no había mostrado su condición amarga, la Compañía Nacional de Danza representó El cascanueces en el Teatro Maestranza. Firmaba la coreografía y la dirección escénica de aquel montaje el anterior responsable de la CND, José Carlos Martínez, pero para esas fechas Joaquín de Luz ya se había hecho cargo de la compañía y el bailarín viajó a Sevilla. La casualidad quiso que se hospedara en el Hotel Bécquer, precisamente el autor que ocupaba a menudo su pensamiento y al que quería tomar como inspiración para una Giselle que tuviera el Romanticismo español como referente. Aquello le pareció una señal del destino, pensó De Luz, que desde este miércoles y hasta el sábado, con las funciones adelantadas a las 17:30, presenta en el Maestranza, en la ciudad del poeta que alumbró las Rimas y leyendas, su visión del mítico ballet.

Pese a ser una de sus piezas favoritas del repertorio y a que había interpretado "cinco o seis versiones", De Luz (Madrid, 1976) detectaba algunas carencias en Giselle. Considera que a menudo el material acaba "pareciendo un algodón de azúcar", y admite, por ejemplo, que no le gusta la versión cubana, "que Alicia Alonso me perdone"; a veces juzgaba el primer acto "un mero trámite para llegar al segundo", y el final "se le quedaba sin vida".

Para el "lavado de cara" que quería realizar al clásico reclutó al dramaturgo Borja Ortiz de Gondra, que pese a su ya larga trayectoria –con obras tan celebradas como Los Gondra (una historia vasca)– nunca se había adentrado en el mundo de la danza. "Le mandé el desafío: Bécquer, este monstruo de Giselle... ¿cómo puede encajar?", recuerda el bailarín.

El escritor aceptó el reto, y "planteó opciones distintas para el principio y el final; el final, en particular, es maravilloso", aplaude De Luz. Entre las variaciones que plantea, esta Giselle se ambienta en la sierra del Moncayo, en cuyo Monasterio de Veruela escribió Bécquer sus Cartas desde mi celda, un paisaje que dejaría huella también en sus Leyendas. Del poeta sevillano se recuperan sus versos, al comienzo, en el intermedio y el cierre, en las voces en off de Pedro Alonso y Ángela Cremonte. La dramaturgia propone también que a las fiestas de la vendimia del primer acto acudan turistas, un guiño a esos viajeros románticos que "venían a los pueblos de España y observaban sus costumbres como algo exótico". Theóphile Gautier, que escribió con Jules Henry Vernoy el libreto original, fue uno de esos cronistas apasionados.

En la coreografía, De Luz incorpora detalles de la Escuela Bolera e incluso el sonido de unas castañuelas. "Le pregunté al maestro Óliver Díaz [que también se estrena en el ballet con esta producción y que en Sevilla dirigirá a la ROSS] si podía añadirlas, y él me miró como si estuviera loco, pero después me dijo que funcionaba", recuerda divertido el que fuera primer bailarín del New York City Ballet.

"A veces 'Giselle' parece un algodón de azúcar. Nuestra versión es más romántica, pero más real"

Revisiones con las que De Luz cree que él y su equipo "han conseguido romper la cuarta pared. A veces Giselle tiene el problema de que se queda en dos dimensiones. Es importante que lleguemos al público joven, y creo que con esta versión lo hacemos. Ha quedado algo más romántico y al mismo tiempo más real, menos empalagoso. Siempre digo que la danza es para todos, hay que quitarle ese estigma, esa etiqueta, de que es algo elitista", sostiene el madrileño, que reconoce que en la Compañía Nacional de Danza son "afortunados. En el Teatro de la Zarzuela nos cancelaron algunas funciones porque tuvimos positivos en coronavirus, pero llevamos desde junio actuando o de gira. Y eso pocas compañías, no sólo de España, sino del mundo, lo pueden decir de este año que se ha ido".

El Maestranza anunció el pasado lunes que las funciones de Giselle se adelantaban a las 17:30 tras las nuevas restricciones decididas por la Junta de Andalucía para frenar el coronavirus. "Y hay que decir que, igual que en el teatro hacemos un ejercicio heroico de resistencia, el público tiene una reacción increíble, se adapta", señala el director del Maestranza, Javier Menéndez. El espíritu de Giselle bailará esta vez ante un aforo del 50%, "lo que supone casi 1.000 espectadores por función", detalló, antes de recordar que aún quedan entradas disponibles y que los menores de 30 años pueden adquirir sus localidades con un descuento del 80%. Porque, como dice De Luz, la danza es una expresión que nos concierne a todos.

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