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'El hipnotista' clausuró la competición por la Concha de Oro

Lasse Hallstrom se sumerge en un 'thriller' repleto de recovecos psicológicos

M. Sancho (Efe) / San Sebastián

29 de septiembre 2012 - 05:00

Los cantos a la tolerancia y los coloristas retratos humanos que han marcado la carrera del director sueco Lasse Hallstrom en títulos como Chocolat o Las normas de la casa de la sidra fueron neutralizados ayer por El hipnotista, thriller oscurísimo con el que se cerró la carrera por la Concha de Oro del Festival de San Sebastián.

"He sido siempre acusado de ser demasiado blando en mis películas. Por un lado me gusta, pero también tenía ganas de asustar un poco, de estar alejado de esa etiqueta sentimental", explicó el realizador que, con El hipnotista, vuelve a Suecia por primera vez desde Mi vida como un perro, por la que optó al Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

Rodada en Estocolmo y basada en la novela de Lars Kepler (seudónimo del matrimonio formado por Alexander Ahndoril y Alexandra Coelho), el hipnotista del título es un hombre que tiene que ayudar a un policía adicto al trabajo en un complicado caso: el de una familia que ha sufrido un asesinato múltiple y cuyo único superviviente, un niño de 15 años, se encuentra en estado de shock.

Acompañado una vez más de su esposa, Lena Olin, Hallstrom se sumerge en un thriller lleno de recovecos psicológicos, dejando atrás el humor o la ternura pero sin olvidar la elaboración de sus personajes. "Me habían ofrecido thrillers en Estados Unidos, pero no me habían interesado", comentó el director. "Allí las películas de suspense tienden a hablar en voz demasiado alta, y nosotros fuimos en otra dirección, algo más real y auténtico, que no sacrificara a los personajes para la acción", añadió.

Pero lo cierto es que, y aunque su carrera pedía un cambio desde que entró en bucle con producciones más sensibleras que sensibles como Querido John o La pesca del salmón en Yemen, este nuevo Hallstrom ha hecho añorar los años de ¿A quién ama Gilbert Grape? o Las normas de la casa de la sidra. Sin rastro de su habilidad para la emoción y visiblemente tendente a la truculencia, parece poco probable que esta película hipnotice al jurado y entre en el palmarés que hoy se hace público en el Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal.

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