El legado de un dios mortal
La Tarasca recupera este fin de semana en el Teatro Romano de Itálica su versión de las 'Memorias de Adriano' de Yourcenar
En 1951 Marguerite Yourcenar publicó un libro que se convertiría en una de las novelas históricas más célebres del siglo, y en España, con especial entusiasmo en los ambientes progres de la Transición, en una obra de gran popularidad, certificado presidencial incluido después de que Felipe González lo saludara como su libro de cabecera. Pero más allá de ese fuerte significado generacional que desde entonces se le quedó impregnado a la novela, lo que se propuso la escritora francesa en Memorias de Adriano fue precisamente lo contrario: tratar de abolir el peso y las fronteras del Tiempo para diseccionar los anhelos y las heridas universales del ser humano, y comprender por tanto a aquel remoto emperador romano no como un impávido rostro tallado en estatuas de mármol siglos atrás, sino como si fuera prácticamente un contemporáneo suyo.
Inspirada por esta famosísima novela de espíritu filosófico y aires de testamento moral, La Tarasca regresa hoy, por segundo año consecutivo, al ciclo Teatros Romanos de Andalucía con su versión de este clásico de Yourcenar. Estrenado por la compañía sevillana en 2006 en el Museo Arqueológico, el montaje llega ahora al Teatro Romano de Itálica con dirección de Ramón Bocanegra y un elenco encabezado por Juan Carlos Sánchez (el actor que encarna a Adriano) y Helena Caballero (en el papel de Yourcenar), y completado por Cristina Almazán, Eugenio Jiménez y Juan Carlos Álvarez.
La novela, escrita en primera persona, es la voz del Adriano imaginado por Yourcenar, un hombre que la escritora tomó como encarnación de una frase de Flaubert: "Los viejos dioses habían muerto y los nuevos no habían llegado todavía. Hubo un momento en que el hombre estuvo solo"; y que en ese momento bisagra de la Historia fue, ciertamente, y así lo acreditaba un título oficial que recibía el gobernante máximo de Roma, lo más parecido a un Dios sobre la Tierra. Si en el libro un Adriano cansado y viejo se dirigía a su sucesor, Marco Aurelio, en una larguísima carta, en la obra de La Tarasca, que se representará durante tres noches seguidas en Itálica, será Yourcenar la interlocutora en sus reflexiones sobre la amistad, el amor, el paso del tiempo (es decir, la muerte) o el poder. Es una de las modificaciones obligadas que Bocanegra ha tenido que introducir para llevar a escena un texto que se ha "dividido en episodios" para reflejar las diversas facetas -"el estadista, el amante, el militar, el político, el dictador...", explica el dramaturgo y director- de un hombre que fue, además de emperador, un alma culta y refinada que estaba convencido de que "la gente podía ser feliz a través de la belleza".
"El personaje es un bombón, tan poliédrico...", dice Juan Carlos Sánchez, que no deja escapar las resonancias especialmente sugerentes que implica el hecho de meterse en la piel de Adriano precisamente en Itálica, donde seguramente naciera hace casi dos milenios el político (no hay certeza del dato, pero sí de que su familia sí era originaria de Itálica). "La obra dura una hora y diez minutos, pero es intensísimo", apunta el actor sobre este montaje que cuenta con música en directo -el propio Adriano iba a todos lados, incluso en sus campañas militares, acompañado por sus músicos de confianza- y con un texto "bellísimo como pocos", en palabras de su compañera de reparto Helena Caballero. "El verbo es tan perfecto, que en los primeros días de ensayos llegaba a sobrecogerme realmente", admite la actriz, que asegura sin vacilar que "el espectáculo merece la pena, porque con él se aprende algo, eso sin duda".
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