España se pasea por Europa

NEREA BERRAONDO | CRÍTICA

Nerea Berraondo cerró este primer Festival de Ópera de Sevilla.
Nerea Berraondo cerró este primer Festival de Ópera de Sevilla. / Archivo Fotográfico del Festival de Ópera de Sevilla/Alejandro Verdugo

La ficha

***Festival de Ópera de Sevilla. Programa: Canciones de L. van Beethoven, H. Wolf, K. Szymanowsky y D. Shostakovich. Mezzosoprano: Nerea Berraondo. Piano: Anna Małek. Fecha: Domingo, 12 de octubre. Lugar: Casa Salinas. Aforo: Lleno.

Cerró su programación este primer Festival de Ópera de Sevilla con una mirada hacia la inspiración española sobre la obra de Beethoven, Wolf y Shostakovich, con el añadido de unas canciones de Szymanowsky impresionantes, sí, pero sin relación alguna con España.

Beethoven recibió un suculento contrato de un editor británico para armonizar canciones tradicionales europeas en arreglos para voz y trío. Dentro de esa colección se encuentrasn cuatro canciones españolas: dos seguidillas, una tirana y un bolero que aquí sonaron en un re-arreglo para voz y piano de Anna Małek. Berraondo las cantó con atención a los acentos y las inflexiones boleras, pero era imposible saber en qué idioma las cantaba dada la oscuridad de su dicción. Es verdad que su voz es muy peculiar dada la oscuridad de su emisión, más afín a las voces eslavas, pero también lo es que el sonido se quedaba muy atrás y sonaba engolado, sin proyectarse, sin la debida articulación clara de las palabras.

No obstante, a lo largo del resto del programa mostró a una cantante muy atenta a cada acento y a cada matiz. En las canciones sobre poemas clásicos españoles (que nos supieron a poco) de Hugo Wolf Berraondo movió con mayor soltura su voz, abriendo y cerrando el sonido según el sentido del texto. Lo mejor del concierto fueron las canciones de Szymanowsky, escenas líricas y dramáticas por sí mismas con acongojantes versiones cargadas de dramatismo. Aquí, como en Wolf, supo sacar partido a los colores de su voz, desde los graves más oscuros a los agudos más brillantes, logrando una extensa paleta en su fraseo. Fraseo cargado de dramatismo en las canciones de Szymanowsky, todos unos toboganes afectivos que podían ir desde los más delicados acentos del inicio de la tercera canción al tremendo fortissimo con el que se iniciaba la segunda. Y el curioso hispanismo de Shostakovich cantado con garbo y un brillante piano de Małek, que a todo lo largo del recital mostró un perfecto control del color y del sonido mediante el uso del pedal, así como de los ritmos sincopados y cambiantes de las canciones españolas peculiarmente adaptadas por Shostakovich, como esos arpegios deformados de "Proschai, Granada! (versión de "Adios, Granada, de Barrera y Calleja) o la gracia ligeramente disonante de la versión rusa de "Eres alta y delgada".

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