Manuel Castillo y Sevilla

Se cumplen 20 años de la muerte del compositor, una figura que marcó el devenir musical de la ciudad y que nos enseñó otra forma de estar en ella: desde la hondura, la sencillez y el silencio.

Castillo, una vida para la música

Manuel Castillo (Sevilla, 1930-2005).
Manuel Castillo (Sevilla, 1930-2005). / D. S.
Pedro José Sánchez Gómez. Investigador, escritor y biógrafo de Manuel Castillo.

30 de octubre 2025 - 06:30

Tal día como hoy de hace 20 años fallecía en nuestra ciudad, en su sevillano domicilio de la calle Virgen de la Oliva, Manuel Castillo. Con su pérdida se cerraba musicalmente el siglo XX en Sevilla y resultaría difícil encontrar figuras, en la segunda mitad del mismo, que hayan marcado con tanta claridad el devenir musical de nuestra ciudad y su historia.

Desde niño, la Música fue para Castillo algo especial. Su creativa sensibilidad había sido captada en exclusiva –desde su primera y sevillana luz– por la pasión que se convertiría en el centro y eje de su existencia. A ella le dedicaría, en una generosa entrega y como el propio Castillo confesaría, “más atención que a su propia vida”. La Música era parte de su naturaleza como ser humano, era algo consustancial a su personalidad, fue su gran compañera e iba tan unida a él que la sentía “como algo espontáneo, vital, intuitivo… para mí escribir música es como respirar o como vivir…”.

Y junto a la Música… Sevilla. Si la primera fue el norte de su vida, su ciudad natal fue siempre su horizonte. Nunca quiso abandonarla, aun a costa de su propia proyección como músico, haciéndola protagonista y testigo de excepción de su trayectoria y su obra. Quiso dejar en su música parte de esa Sevilla que él vivió, amó y, en ocasiones, también sufrió. Aquí luchó y trabajó por una Sevilla más musical y aquí viviría en primera persona desde los últimos años de la legendaria Orquesta Bética de Cámara –con la que debutó y cuyos primeros pasos conoció de manos de su maestro Norberto Almandoz– hasta la eclosión musical en la última década del siglo pasado con la creación de la Orquesta Sinfónica de Sevilla, institución que supuso un plus de motivación creativa en sus últimos años como compositor.

Nunca quiso abandonar la ciudad, aun a costa de su propia proyección como músico

A lo largo de esa diferencia temporal, su faceta como solista, el estreno de sus obras, su trayectoria docente, su vinculación al Conservatorio, la Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría, la Orquesta Filarmónica, la propia ROSS y las numerosas iniciativas y actividades musicales de las que él mismo fue protagonista y partícipe, marcaron el devenir musical de la ciudad al punto que, puede afirmarse, no es posible entender hoy en día la historia musical de Sevilla sin la presencia de Manuel Castillo.

Asimismo, en sus más de 50 años de trayectoria, junto a su legado artístico y desde su magisterio no solo musical, Castillo nos enseñó con su actitud personal que existía otra forma de amar y sentir esta ciudad: desde la hondura, la sencillez y el silencio. Desde su arriesgada decisión en los inicios de su carrera de no prescindir de sus raíces y volcar todo su empeño en hacer de Sevilla una ciudad más culta y musical, hasta un corpus compositivo en el que nos ha dejado su profunda visión de Sevilla captada de la única manera que él sabía mirar a su ciudad natal: con los ojos del corazón y el alma.

Sumergirse en su obra es hacer un recorrido por la historia de Sevilla. La presencia como motivo generador de su literatura, poesía, pintura y música es una constante, un elemento frecuente en su obra, aportando una nueva visión de su ciudad con una mirada introvertida, íntima, alejada de la Sevilla recurrente en un homenaje callado, silencioso, pero no por ello menos claro, evidente y explícito. Las referencias a los Morales, Guerrero, Luis de Vargas, Alfonso X, Correa de Arauxo, Eslava, Turina, Murillo, Manuel Machado, Cernuda, Romero Murube, etc. dan buena muestra de ello y evidencian su profundo sevillanismo.

A través de la Música Castillo se abrió a la vida. A través de ella reflejó sus sentimientos, sus emociones, su yo más íntimo… Para él la Música fue siempre algo más. Fue su pasión, su razón de ser, una necesidad vital. Fue la forma, el medio más hermoso que encontró de vincularse a este mundo, el medio para hacer realidad toda su fantasía.

Ojalá Sevilla sepa corresponder la entrega y generosidad de Castillo en su centenario en 2030

Su trayectoria personal fue una verdadera y rendida muestra de dedicación y entrega a su ciudad natal, con ella como objetivo prioritario. En 1997, tras toda una vida plagada de éxitos, premios y reconocimientos, Castillo recibía el nombramiento de Hijo Predilecto de Sevilla. Fue sin duda la distinción que más le emocionó, la que más le llegó, la que más ilusión le hizo, trascendiendo una muestra más de su amor por su ciudad al confesar: “Recibir una distinción de esas características es algo que no se puede describir… el reconocimiento de una ciudad como Sevilla es algo que supera todos los sentimientos”.

El 9 de febrero de 2030 se cumplirán cien años del nacimiento de Manuel Castillo. Ojalá nuestra ciudad sepa corresponder, como merece, tanta muestra de amor, dedicación, generosidad, y entrega.

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