Las reinvenciones de José María Bermejo
40 años de creación El catálogo incluye piezas de 1970
Una muestra sobre la trayectoria del olivareño difunde los cambios en su obra a través de sus tres series principales
El pintor José María Bermejo (Olivares, 1952) recurre a menudo al ejercicio de la escritura para arrojar luz sobre su oficio. Entre estos textos se encuentra Escalera, una obra a medio camino entre el poema y el ensayo filosófico en la que plasma sus certezas e incertidumbres. "Hay que desmantelar todos los prejuicios, para llegar a la conclusión / de que en la escalera el ascender y el descender estén garantizados", manifiesta en una pieza en la que niega la posibilidad de cerrar puertas -"tantos prejuicios son síntoma de estrechamiento", dice- y defiende que para crecer hay que "descartar mirar hacia atrás, siempre hacia delante".
Coherente con esa filosofía, el olivareño no quería plantear la exposición que recorre su obra en el Centro Cultural Cajasol, José María Bermejo. Pinturas 1970-2010, como una retrospectiva al uso. "No tiene un orden cronológico", comenta el autor, que prefiere dar relevancia en el conjunto "a las tres series principales en las que he trabajado", líneas en las que el pintor explora, siempre desde la misma intensidad, diferentes registros y texturas.
Los primeros lienzos que pintó ya dejan testimonio de esa búsqueda, ese transitar por lenguajes diversos: Bermejo apuesta tanto por sobrios grises como por fuertes cromatismos, superpone a la composición una caligrafía que seguirá tomando durante un tiempo como uno de los rasgos característicos de su universo, agrupa en las mismas tablas la delicadeza de la geometría con abigarrados trazos que proyectan en el espectador la impresión de un bello desorden.
La palabra pintada, que el artista desarrolló desde 1986, se exhibe como un territorio fértil en el que su artífice advierte el paso de "obras gestuales y coloristas a otras grises". Tiempo después, recuerda esa etapa como un tiempo "de cuadros muy oscuros, en los que investigaba el grafismo y sus posibilidades en la pintura. Siempre ha sido uno de mis intereses pintar la palabra, trasladarla a la imagen".
El capítulo de Transmisiones, que incluye obras realizadas entre 1997 y 2005, propone un nuevo giro: se decanta por "laberintos minimalistas", partiendo de una estructura reticular sobre la que traza líneas y curvas. "Podría decirse que es una serie en la que lo reduzco todo al mínimo", valora el artista sobre la serie.
La pintura continua, que inició en 2006 y que ha continuado hasta la actualidad, es para Bermejo "la ruptura más radical de toda mi obra". Sobre un fondo blanco, el autor compone variaciones con líneas y arcos. Las palabras han sido reemplazadas aquí por el uso de la geometría, un recurso que sirve al artista para ahondar "en la idea de los ritmos, como si fuera música". Este apartado de la muestra incluye un gran mural que Bermejo definió en la presentación de la muestra como "un verdadero reto".
El pintor sólo cree así en una obra muy meditada -"la parálisis reflexiva cultivada con esmero puede ser la mejor arma / para hacer un frente de batalla", asegura en ese texto de Escalera- y rechaza aferrarse a un territorio conquistado. "Tres escalones más y pensarás que has llegado, / sin saber dónde esta la meta, arriba o abajo (...) desde el principio o el final, da lo mismo, / pero al acabar siempre hay que volver a comenzar", escribe Bermejo.
J. M. Bermejo. Pinturas 1970-2010. Centro Cultural Cajasol (Laraña, entrada por Arguijo) hasta el 13 de marzo. Martes a sábado de 11:00 a 13:30 y de 18:00 a 21:00. Domingos sólo mañana.
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