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'La taberna fantástica' de Sastre reabre sus puertas en el Lope

Gerardo Malla vuelve a dirigir para el Centro Dramático Nacional este texto clave de la dramaturgia española · Antonio de la Torre y Julián Villagrán encabezan el repartol La taberna fantástica. Teatro Lope de Vega. Desde hoy hasta el 22 de febrero. A las 21:00. De 21 a 4 euros.

Enric Benavent, Antonio de la Torre y Julián Villagrán, ayer en el escenario del Lope de Vega.
Patricia Godino / Sevilla

19 de febrero 2009 - 05:00

Una obra de lumpen, marginación y jerigonza. Así define Gerardo Malla La taberna fantástica, un emblemático libreto escrito en 1966 por Alfonso Sastre, y censurado por la dictadura franquista, que llegó a sus manos en 1982. Tardaría tres años más en estrenarse gracias al empeño del Centro Dramático Nacional, que, 23 años después, ha querido que el mismo director recupere uno de los textos más emblemáticos de la dramaturgia española.

Entonces, un desconocido Rafael Álvarez El Brujo capitaneaba el grupo de buscavidas y quinquilleros habituales de El Gato Negro, uno de los garitos del madrileño barrio del Arroyo del Abroñigal, en los alrededores del Mercado de las Ventas. Antonio de la Torre toma el relevo de El Brujo en el papel de Rogelio El Hojalatero. Lejos de caer en el vértigo de la comparación con el éxito que allá donde fue acompañó a esta obra, De la Torre confía en esta nueva generación de actores para "descubrir nuevos aspectos deun texto de enorme vigencia" ya que, dijo, "siempre habrá personas que vivan al otro lado de la marginación". Para Enric Benavent, El Caco sobre las tablas, "el director tenía la pieza tan vivida, asumida y transitada que nos ha trasladado mucha seguridad en lo que estamos haciendo", e insiste, "para Gerardo (Malla) el actor es el papel".

La singularidad de esta obra sobre la dignidad y la desesperanza de los más oprimidos radica en el lenguaje. Alfonso Sastre, dramaturgo fundamental del teatro español del siglo XX, crea en esta obra un lenguaje del hampa en estado de embriaguez que ha sido materia de estudio cuya interpretación ha supuesto un "trabajo complejo" para los actores.

Malla conserva el sabor realista del montaje original, a través de la recuperación del sonido de programas radiofónicos de los 60, y con un decorado que reproduce una taberna angosta, situada al lado de un vertedero de basura y a la orilla de una ciudad que despierta al nuevo milenio. Ese despertar al devenir de los tiempos se traduce, en esa época, en el ensanche de las ciudades, la construcción en masa de bloques de pisos y la desaparición de todo lo que afea (chabolas, quinquilleros, putas y gentes sin oficio). "Ese lugar último que sirve de refugio para esos parroquianos está a punto de desaparecer", adelanta Villagrán.

La historia, que transcurre desde un mediodía de agosto hasta el día siguiente, es una "borrachera cósmica, universal" en el que "estos personajes encuentran refugio a tanto desafecto", explica Antonio de la Torre. que precisa que se trata de "una borrachera personal que lleva hacia la lucidez" del momento de sus vidas. Hasta el domingo, las puertas de esta taberna fantástica, llena de fantasmas, estarán abiertas en el Lope de Vega.

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