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El 'teatro de objetos' de Playground aterriza hoy en la sala B del Central

La compañía catalana presenta 'El rey de la soledad', una reflexión sobre la sociedad contemporánea en la que juegan un papel primordial luz y sonido

Juliá Carboneras y Xavier Bobés, de la compañía Playground, en el Teatro Central.
Blas Fernández / Sevilla

28 de mayo 2008 - 05:00

"Diría que son creaciones poéticas con un hilo conductor, pero sin un argumento al uso. De lo que se trata es de construir un espacio metafórico", explica Xavier Bobés de El rey de la soledad, tercer espectáculo de la compañía catalana Playground, centrada en el teatro de objetos, que hoy llega a la sala B del Central.

Tras cuatro años integrado en otra agrupación, La Vuelta, en la que los títeres estaban "al servicio de la acción dramática desarrollada por los actores", Bobés dice que sintió "la necesidad de encontrar un lenguaje personal, y eso me llevó hasta la manipulación de objetos", una suerte de teatro de marionetas contemporáneo en el que éstas son sustituidas por instrumentos cotidianos.

En esta línea, el montaje que se verá en Sevilla rescata objetos en desuso -máquinas de escribir, relojes, tazas de café, papeles...- con la intención de reflexionar desde ese plano metafórico sobre la sociedad contemporánea. "En el fondo -dice Bobés- es una excusa para hablar sobre la soledad del hombre de hoy", aunque no necesariamente desde un punto de vista negativo. "El espacio de la creación es también espacio de soledad", afirma quien se considera antes "actor que titiritero".

Porque Bobés está siempre en escena. Esto es, no manipula los objetos desde la sombra o desde un punto invisible para el espectador, aunque durante la primera parte del espectáculo permanezca de espaldas a éste. "La interpretación era muy importante para entender lo que ocurre en escena", asevera quien encarna al rey de la soledad.

Playground toma su nombre del primer espectáculo del grupo -Playground. La cabeza en las nubes- y se conforma como "un equipo de cuatro o cinco personas, cada una centrada en su disciplina", comenta Bobés en referencia a la escenografía -a cargo de Sandrine Veyry-, el uso del vídeo -responsabilidad de Albert Coma- o la construcción de elementos ad hoc -en este caso, el pequeño reino levantado por el arquitecto Daniel Benito-.

Sin embargo, en El rey de la soledad cobran especial relevancia dos aspectos: la puesta en pie del espacio sonoro y la composición de música original -ambos llevados a cabo por el músico e ingeniero Julià Carboneras- y el diseño de iluminación, creado por el propio Bobés junto a Carboneras.

"La parte sonora de la primera mitad se construye utilizando los sonidos que producen los objetos al ser manipulados, luego procesados electrónicamente -explica Carboneras-. En la segunda mitad, por contra, se crea un espacio onírico que sí cuenta con una música más ambiental, en la que aparece la armonía e incluso suena un piano acústico".

Respecto a la luz, Bobés dice que "no queremos crear espacios naturalistas, sino que parezca un laberinto. Jugamos con los claroscuros de modo que el espacio nunca llega a verse completo. Hay una influencia cinematográfica en el sentido de llevar la vista del espectador allá donde queremos".

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