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La trastienda de la fantasía

Los acróbatas y artistas del nuevo montaje del Circo del Sol mantienen un estricto plan de ensayos para que cada función de 'Corteo' sea perfecta · Durante la estancia en la ciudad se contrata a 200 personas

La trastienda de la fantasía
Patricia Godino / Sevilla

04 de septiembre 2011 - 05:00

Ensayo y minuciosa atención a los detalles. Éste es el lema del trabajo diario de todos los empleados de las giras del Circo del Sol, sea cual sea su función dentro del complejo puzzle de responsabilidades que supone formar parte del equipo internacional de un espectáculo en directo. Detrás del telón de Corteo, la creación del polifacético clown Daniel Finzi Pasca con la que la compañía canadiense regresa a Sevilla a partir del miércoles, se encuentra la esmerada labor de un equipo de 160 personas, 68 de ellas artistas, y la aportación de los trabajadores locales que se contratan en cada ciudad, en este caso, unas 150 personas, entre porteros, acomodadores, recepcionistas o ayudantes de cocina.

Como todos los espectáculos de la compañía canadiense, Corteo se vio primero en Montreal para, tras hacer temporada ante el público local, emprender la gira por todo el mundo. En concreto, esta creación se estrenó en 2005 y desde entonces ha visitado 35 ciudades de cuatro países diferentes de todo el mundo, y, lejos de lo que pudiera parecer, estas cifras son habituales si se atiende al recorrido normal que tienen los shows de la compañía. Sin embargo, seis años después de su estreno, hay cambios respecto a la pieza original "para que la obra respire", aunque Corteo sigue siendo la obra más teatral de las 19 que actualmente tiene la compañía en gira por todo el mundo y el espectáculo más grande de gira de carpa (con un aforo para 2.700 personas).

Los cambios sobre el original se deben, por ejemplo, a que no todos los artistas del reparto inicial continúan en el elenco; por eso, dicen sus responsables, es primordial la exigencia del ensayo diario para que la obra funcione como un reloj. Sólo la rutina de un exigente entrenamiento, de entre dos y tres horas diarias, permite, ya en la pista, la proeza de improvisar el más difícil todavía. "Cuando haces nueve funciones por semana encuentras nuevas líneas de actuación. Los espectáculos deben evolucionar y los artistas no son máquinas, para ellos estancarse es morir", explica Bruce Mather, director de la gira internacional de Corteo. Para Mather, la base del trabajo del elenco artístico de la obra -donde caben malabaristas, trapecistas, saltadores, payasos, músicos, bailarines y diminutos- es "la creatividad y el equilibrio: hay que mantenerse y hay que descubrir algo nuevo cada noche". Una paradoja que nace desde la carpa de ensayos, un enorme espacio sin focos en los que conviven, sin maquillaje, todos los egos que componen esta gran familia universal. Por ejemplo, la mayoría de los jóvenes que participan en los números más arriesgados de la obra, como Paraíso, Báscula o Sedas Aéras, procede de la alta competición deportiva. "Hacemos una mezcla de deporte y arte, es como unir lo duro y lo sutil", explica Mather. Junto a estos atletas reconvertidos a arriesgados payasos, figuran otros personajes vinculados, desde siempre, al circo. Valentina y Gregori, dos diminutos ucranianos, han dedicado su vida a la escena y la bella Anastasia lo único que ha hecho en la vida es andar sobre la cuerda floja suspendida a 12 metros del suelo como heredera del legado de una familia que lleva 400 años haciendo este mismo número. Y es que en esta obra conviven los elementos clásicos del circo -a saber, payasos, trapecistas y malabaristas-, con la grandiosidad de los espectáculos del Circo del Sol y la nostálgica teatralidad de los personajes de la Commedia dell'arte.

Para que los artistas brillen en la pista, en la trastienda de Corteo se debe aplicar la misma precisión que en escena. En la sastrería, cada día se ponen a punto más de 300 trajes, que se han confeccionado a mano en los talleres centrales de Montreal, como para todos los shows de la compañía. Cada día se lavan y se secan cada una de las piezas que, pese al mimo con que se tratan, "tienen una vida muy corta", explica Adrián, jefe de comunicación de este espectáculo que apunta varios datos: cada cuatro o cinco meses, un periodo de tiempo que corresponde a la gira de dos ciudades, se reciben trajes de recambio y, a diario, dos empleados planchan, durante cinco o seis horas, la ropa que se lucirá en la pista. Y si en sastrería se pone a punto la ropa, los especialistas médicos que viajan en la gira mantienen el cuerpo de los artistas para evitar o tratar las lesiones que puedan surgir.

Y, como en las grandes familias, la cocina-comedor es el lugar favorito de esta gigantesca troupe. A diario, los chefs del Circo (tres en gira) sirven entre unas 200 y 250 comidas cada día, seis días a la semana, en un espacio que sirve, además, de improvisada biblioteca políglota, centro de ocio con varios ordenadores y, sin lugar a dudas, punto de encuentro de esta ONU del espectáculo.

Corteo. Del 7 de septiembre al 16 de octubre en Sevilla. Más información en www.cirquedusoleil.com

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