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Óscar Ferrer | VOCALISTA Y COMPOSITOR
Tres amigos de instituto querían divertirse a través de la música. Sin más pretensiones. Hacer versiones de sus grupos favoritos y contar -cantar más bien- sus inquietudes. Así empezó Varry Brava. 15 años después son una apuesta segura en los carteles de grandes festivales, llenan las salas de conciertos y gozan de uno de los mejores directos. Óscar Ferrer, Aarön Sáez y Vicente Illescas hacen pop -muchos los encasillan en el indie- con tintes de la música disco de los 70, el dance de los 90, la rumba de los 80 y el techno de los 90. Una mezcla en la que todo cabe. Su último trabajo lleva el nombre de Sharirop, concepto que ellos mismos definen como "lugar donde hay algo especial, donde se presiente que algo bueno va a pasar". El patio de la Diputación de Sevilla se convertirá este sábado, 28 de septiembre, en una especie Sharirop en el que el trío buscar poner a bailar a todos los presentes con sus grandes éxitos.
-Hace unos años reclamaban a la RAE que se añadiera una nueva acepción al término hortera. ¿Cómo va la reivindicación?
-Creo que no ha habido cambio. Presentaremos nuestra reclamación por escrito. Nuestro público sí que sabe que ser hortera es sentirse libre y vivir sin prejuicios hacia uno mismo y hacia los demás. Tomen nota señoras y señores de la RAE.
-Os consideráis descarados y hedonistas. ¿Cómo se consigue entre tanta crispación?
-Montando una banda de colegas que comparten y celebran sus alegrías y buenas noticias, y que curan los malos momentos con una sonrisa o haciendo chistes para reírse de uno mismo.
-Sois amigos de Orihuela, un pueblecito alicantino. ¿Qué os dicen las vecinas por allí?
-Que no digamos que somos de Murcia. Nuestro pueblo de nacimiento es Orihuela, pero siempre decimos que Varry Brava es una banda murciana. Hemos conseguido llegar hasta aquí, entre otras cosas, gracias al apoyo y a la infraestructura cultural de Murcia: medios de comunicación, locales de ensayo, salas de conciertos y amor y respeto por su propia cultura.
-¿Tuvieron claro desde el instituto que el objetivo era formar una banda?
-El objetivo era poder hacer música cantando los temas de nuestros grupos favoritos y crear nuestras propias canciones, porque eso era lo que más nos divertía del mundo. Y para eso no había otra forma que montar una banda.
-Siempre han apostado por el pop colorido, bailongo y optimista. ¿Creen que el género está volviendo a resurgir tras varios años de capa caída?
-Depende de la corriente. En el pop independiente diría que está ocurriendo lo contrario. Unos años justo antes de la pandemia había muchas bandas divertidas y coloridas en los carteles de los festivales. Parece que ahora la tendencia comienza a ser más seria e intimista.
-Una característica que me parece muy interesante de vuestra propuesta es ese tono reivindicativo. Sois la clara muestra de que el género puede compatibilizarse a la perfección con letras con mensaje. ¿También era un reto o ha nacido de forma espontánea?
-Al principio escribíamos describiendo situaciones cotidianas sin profundizar mucho, ese era nuestro mundo. Se fue a las 10, no me avisó…, Cuando te vi venir no tuve que pensar, lo tuve claro… Pero para el tercer disco ya lo habíamos contado todo de esta forma y necesitábamos contar otras inquietudes: reflexiones, estados de ánimo, reivindicaciones… Costó un poco encontrar la manera en la que nuestro lenguaje tuviera más fondo, pero lo conseguimos. Creo que tenemos una manera propia de sonar y de escribir.
-15 años recorriendo salas, formando parte de los carteles de festivales de primer nivel y tragando carretera. ¿Cómo ha sido abrirse hueco en el panorama?
-Sacamos un gran primer disco que nos abrió muchas puertas. Cuando empezamos no había tantas bandas sacando música en plataformas digitales, de hecho casi ni existían. Pero además de esto, para aguantar 15 años hemos tenido que entender cómo se crece artísticamente. El secreto es tener ganas de componer nuevas y mejores canciones, definir nuestro sonido en el estudio de grabación y hacer cada vez mejores directos. Hemos querido estar aquí y hacer lo que hacemos desde el primer día.
-¿Habría sido mas fácil ahora con la globalización de la música?
-No sé. Antes tenías que comprarte un instrumento, aprender a tocarlo, juntarte con tres colegas, ensayar y un largo etcétera. Ahora puedes producir en casa y sacar tú mismo tu propia música en plataformas y es más sencillo en general crear contenido. Pero, por otro lado, hay muchas canciones saliendo cada día y es difícil destacar entre tanta música.
-Vuestro último trabajo lleva el nombre de Sharirop. ¿Qué significa el palabro? Apunta maneras para nueva propuesta a la RAE.
-Es nuestra próxima incorporación a la RAE, sí. Nos gusta crear palabras y jugar son ellas. Sharirop es el lugar donde hay algo especial, donde se presiente que algo bueno va a pasar. Un lugar con duende.
-¿Y qué mostráis en este nuevo disco?
-Hemos dedicado este disco al baile y a la música de baile con distintos géneros y épocas. La música disco de los 70, el dance de los 90, la rumba de los 80, el techno de los 90 o el pop independiente de los 2000.
-¿Cómo creéis que han cambiado los directos?
-Las salas siguen teniendo su encanto, pero supongo que llenar un gran recinto es un sueño. La experiencia de tocar en una sala es muy especial. La gente viene a verte a ti y eso hace que el concierto sea muy íntima, verdadero y muy directo. Llenar media sala te pone contento, llenarla entera te hace volar. En pocas semanas comenzamos nuestra gira de salas después de seis años sin hacer una así que imaginaros lo especial que va a ser y las ganas que tenemos.
-Y en cuanto al público, ¿cómo ha evolucionado desde que empezasteis?
-El público siempre lo ha dado todo a su manera, tal vez antes había más reparo en volverse loco. Creo que el público actual es menos prejuicioso y no le importa parecer una cosa u otra o aparentar.
-¿Vosotros seguís siendo los mismos?
-Cambiamos físicamente y cambiamos algunos hábitos, pero en el fondo somos los mimos tres idiotas del instituto.
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