Análisis

rogelio velasco

Divergencias económicas en el mundo occidental

El Gobierno norteamericano ha dado un giro radical a la política fiscal respecto de la aplicada durante el mandato de Obama. Larry Summers la ha calificado como la más expansiva en tiempos de paz, durante la fase de crecimiento del ciclo económico, en el último siglo.

Como contraste, la política fiscal en la UE -considerando las balanzas fiscales de todos los países- es neutral, la china cada vez más restrictiva, como la japonesa. Esa divergencia fiscal entre las grandes regiones del mundo va a deparar consecuencias para las distintas áreas económicas.

EEUU se dirige hacia un déficit fiscal del 5%-6% durante los próximos cinco años y es improbable que ni en este mandato de Trump ni en el próximo sufra un giro radical.

Como la previsión más realista para la UE es que esta mantenga el equilibrio fiscal, los inversores van a dirigir de manera creciente sus ahorros al otro lado del Atlántico. La deuda americana será más atractiva que la de los países de la UE. Los tipos de interés en EEUU proseguirán su ascenso, permitiéndole financiar el elevado déficit fiscal.

Este elevado déficit ha ocurrido en el pasado en diversas ocasiones. Lo que lo hace diferente ahora es que tiene lugar en un entorno expansivo. El crecimiento para este año se estima en el 3,3%. El desempleo está por debajo del 4%. Técnicamente, es pleno empleo. El otro rasgo diferencial es el ritmo al que el déficit está creciendo. Si cuando Trump formó gobierno estaba en el 4,5%, a finales de este año se aproximará al 6%.

Una economía grande con elevado déficit, mientras no cambia en los restantes países, genera consecuencias que dependen de otras políticas, especialmente la monetaria. De acuerdo con los modelos estándar de la teoría económica, es esperable que el crecimiento y la inflación se aceleren en EEUU en relación con la Eurozona y el déficit exterior empeore. Con el transcurso del tiempo, la elevación de los tipos tenderá a reducir la mayor parte del crecimiento observado, especialmente si la economía se mantiene próxima al pleno empleo.

Con este estado de cosas, las previsiones sobre la cotización del dólar no son nada fáciles. Pero la teoría prevé que el nivel de equilibrio del dólar se reduzca a largo plazo, después de la expansión fiscal, porque el incremento en el déficit fiscal de EEUU causaría un deterioro su la posición neta de activos respecto del resto del mundo. Sin embargo, en el corto plazo, la elevación de tipos puede causar una fuerte apreciación del dólar.

Para los restantes países, los efectos más probables serán una mayor dificultad para mantener tipos reducidos, una depreciación del euro respecto del dólar -lo que mejoraría la competitividad- y una mayor presión sobre los precios, algo que justamente persigue el BCE.

Este panorama pinta bien para la UE. Pero como la economía ha demostrado en otras ocasiones, las relaciones causas-efectos de las variables más relevantes van perdiendo impulso y los ajustes posteriores para alcanzar una nueva situación de equilibrio pueden compensar negativamente todas las ganancias obtenidas inicialmente.

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