Análisis

José garcía carranza

Murube

Es una satisfacción ver de nuevo toros del encaste anunciados en las principales ferias

De niño, en las largas tardes de verano, pasaba las tardes viendo láminas añejas de la lidia. Entre todas había una que me llamaba especialmente la atención, era de un toro de Murube llamado Playero con el torero Reverte subido en su lomo. Me llamaba la atención la nobleza de sus ojos y la bondad de su cara. Este toro tuvo una historia curiosa: se lidió en las plazas de Madrid y Lisboa siendo indultado en ambas, para terminar sus días en Juan Gómez entre las caricias del mayoral y los vaqueros.

Era el toro de Murube un toro que destacó siempre por su nobleza, humillación y ritmo en su embestida. En los años 60, era una de las ganaderías predilectas de los toreros. Muchas faenas míticas me vienen ahora a la memoria: los seis toros de Urquijo de Romero, fueron con estos toros. Sin embargo, la nobleza fue degenerando poco a poco en mansedumbre y sosería, desapareciendo de las grandes ferias hasta quedar recluida en las corridas de rejones, donde la poca exigencia y nobleza de su embestida la hacía apta para el rejoneo moderno.

Es una satisfacción ver de nuevo toros del encaste murube anunciados en las principales ferias. Ya el año pasado lidiaron una corrida que llamó la atención del aficionado. Me ha gustado mucho la corrida. Bien presentada, en el tipo de la casa, brava, en general, en el caballo. Ofrecieron un buen tercio de banderilla y en la muleta ofrecieron un juego variado, destacando el tercero por su humillación, fijeza y ritmo. Un gran toro.

Es difícil para toreros que torean poco enfrentarse a este tipo de corridas. Lama de Góngora demostró que no es el torero tímido y frío de los primeros tiempos. Toreó con ritmo con el capote a su primero y en su segundo, consciente de lo que se jugaba, se fue a portagayola para recibir al toro, suerte que repetiría en el tercio. Vivan los toreros machos. Después, con la muleta, consintió y aguantó las embestidas violentas del toro por el pitón derecho y toreó con temple por el izquierdo, el pitón bueno. Se tiró a matar con el alma cortando una merecida oreja.

Calerito fue el triunfador de la tarde. Tuvo el mejor lote. Ya antes nos dio un aperitivo con un quite por chicuelinas muy lentas rematadas con una media en la que se echó el toro atrás. De lo mejor de la tarde. Su primer toro, el mejor de la corrida, es un toro que por bravo no es fácil acoplarse con él. Calerito, sin embargo, no se amilanó y con firmeza fue dándole el sitio que el toro requería, aguantó las embestidas y, si bien sufrió algunos enganchones, consiguió otros pases, sobre todo por el pitón izquierdo, hondos y templados. Mató de verdad y cortó una merecidísima oreja. En su segundo, con la plaza a su favor estuvo valiente y, tras una estocada atravesada y un descabello, cortó una oreja que no debió ser otorgada por la deficiente colocación de la espada. José Ruiz Muñoz, con el peor lote, no tuvo su tarde.

Una corrida, en definitiva, muy entretenida que debe servir para relanzar la carrera de estos dos toreros y para que se vayan abriendo los carteles a esta ganadería que nos ha brindado una tarde entretenida y que, por momentos, nos ha enseñado las virtudes que a este encaste lo hicieron ser el preferido de las figuras. El que tuvo retuvo.

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