Análisis

Manuel Chaves González

Ex presidente de la Junta de Andalucía

Recuerdos de Don Carlos

Como Presidente de la Junta de Andalucía tuve la oportunidad de coincidir durante muchos años con Don Carlos Amigo, arzobispo de Sevilla. Fue una relación entre representantes de diferentes instituciones que derivó en una relación de amistad; relación que propició, en varias ocasiones, conversaciones y diálogos de todo tipo. Hubo un primer punto o tema de contacto. Hacia varios años que él había venido de Tánger donde había ejercido como arzobispo y yo había nacido en Ceuta y pasado varios años en el Norte de Marruecos. El Islam, el Cristianismo, España y Marruecos ocuparon bastante tiempo en nuestras conversaciones. Las relaciones institucionales se centraron en la parte final de la cesión del Palacio de San Telmo como sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía y el nuevo Seminario Metropolitano. Para facilitar estas relaciones Don Carlos “sugirió” a representantes de la Junta de Andalucía cercanos al Arzosbipado y la Junta de Andalucia “sugirió”, como representantes del Arzobispado, a canónigos cercanos al PSOE. Funcionó bien.

Recuerdo que después de muchos años como arzobispo de Sevilla, hubo rumores en círculos cercanos a la Iglesia sobre el nombramiento de Don Carlos como cardenal. Hablé con “quien” tenía que hablar y aunque no sé si mi opinión tuvo mucho peso, me alegré de su nombramiento como cardenal, no sólo por él, sino también por Sevilla. Asistí en Roma a la entrega por el Papa Juan Pablo II del capelo cardenalicio a Don Carlos. Con motivo de este acto, el embajador español ante la Santa Sede nos invitó a una comida en la embajada. Al final de la misma hablamos Javier Arenas, como representante entonces del Gobierno español y yo como presidente de la Junta de Andalucía. Si lo menciono es, porque después de nosotros, hablaron cuatro cardenales españoles presentes, entre ellos Don Carlos, que nos dieron una autentica lección de oratoria que siempre recordaré.

Don Carlos era un cardenal elegante –un Príncipe de la Iglesia– pero en el fondo era un franciscano de la vieja Castilla que se adaptó rápidamente y entendió el modo de ser y de estar de andaluces y sevillanos. En este contexto, en algún encuentro me mencionó que una de las mayores dificultades del arzobispo era gestionar el conjunto de las hermandades sevillanas y añadió: “Presidente, en Sevilla salen cerca de 400 procesiones a lo largo del año”.

Podría seguir. Don Carlos Amigo guarda un buen sitio en mis recuerdos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios