La ventana
Luis Carlos Peris
Noche rica en nostalgia
EL reciente anuncio por parte del Ayuntamiento de Sevilla de la implantación de restricciones horarias al tránsito de bicicletas por el carril bici de San Jacinto responde, según la propia web municipal, a la “necesidad de garantizar una adecuada convivencia y equilibrio entre la movilidad peatonal, ciclista y en patinete; los establecimientos de hostelería y comerciales y las continuas actividades que se celebran en la vía pública”.
Las mencionadas restricciones horarias se presentan como una “primera fase” de la respuesta a dichas necesidades, sin mencionar en ningún momento en que van a consistir las siguientes fases, salvo una genérica mención a la implantación del Plan Respira, que “favorecerá una reducción del uso del vehículo privado y una mayor apuesta por la movilidad ciclista, peatonal o en vehículos de movilidad personal.”
Nadie niega que la mencionada necesidad pueda existir, ni que el establecimiento de restricciones al tráfico ciclista pudiera ser una medida obligada a luz de dicha necesidad, pero resulta significativo que esas sean las únicas medidas que se contemplen: no se contemplan, por ejemplo, restricciones a la proliferación de veladores en San Jacinto donde, como en otras partes de la ciudad, ocupan una porción cada vez mayor del espacio público.
Por otra parte, San Jacinto no es un espacio aislado, sino que forma parte de una zona muy específica de la ciudad, para la que el recientemente aprobado Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) de Sevilla prevé medidas destinadas a “favorecer la movilidad ciclista o en vehículos de movilidad personal” lo que, en buena lógica, favorecería la implantación de medidas compensatorias (carriles-bici, ciclo-calles...) en el entorno de San Jacinto, que corrigieran el impacto negativo de las mencionadas restricciones para la movilidad ciclista. Pese a la insistencia de mi asociación en que se acordaran tales medidas, nada concreto se dice de ellas en el escueto comunicado municipal.
Desde un punto de vista estrictamente normativo, las restricciones propuestas estarían amparadas por el Art.47 de la vigente Ordenanza de Circulación que establece que “El Ayuntamiento podrá prohibir la circulación de las bicicletas, en los horarios o en las fechas que en cada caso se determinen … por Zonas Peatonales ... exista o no carril bici señalizado.” Pero esta interpretación olvida que el siguiente artículo (Art.48) de la misma Ordenanza establece que “El diseño y la construcción de las infraestructuras ciclistas de la ciudad ... seguirá los criterios determinados en el vigente Plan General de Ordenación Urbanística de Sevilla, respetando en todo momento los principios de continuidad y seguridad vial”. Y es evidente que las anunciadas restricciones horarias del tráfico ciclista en San Jacinto suponen una ruptura de la continuidad de la red de vías ciclistas de Sevilla, al no existir comunicación alternativa entre el muy transitado carril-bici del Puente de Triana con final en el Altozano y la continuación del carril-bici de San Jacinto tras su confluencia con Pagés del Corro. Respecto al impacto en la seguridad vial de esta ruptura de la continuidad de la red ciclista, basta con echar un vistazo al estado del tráfico y del pavimento en las calles aledañas a San Jacinto, para convencerse de la magnitud del mismo.
Existen pues razones, tanto de coherencia con los objetivos generales de la planificación urbana de la ciudad como normativas, para plantearse que las anunciadas restricciones a la movilidad ciclista en San Jacinto deberían, al menos, simultanearse con otras actuaciones concretas de fomento de dicha movilidad. La total ausencia de tales actuaciones, así como de otras restricciones, tanto a la proliferación de veladores en San Jacinto, como al espacio dedicado a la movilidad motorizada (para dedicarlo, por ejemplo, a carriles-bici o ciclo-calles) en su entorno, avalan la hipótesis de que estamos ante una auténtica involución de las políticas municipales de fomento de la movilidad sostenible, amparada por un negacionismo suicida de la necesidad de dichas políticas para combatir el cambio climático. De otro modo no se entiende que la primera, y por ahora única, medida concreta que se toma en Triana tras la aprobación de un plan de movilidad que se dice “sostenible”, sea establecer restricciones a la movilidad ciclista sin compensación alguna.
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