
La ventana
Luis Carlos Peris
Pobre de mí, punto final
Amanece un día muy especial, como con el sellito de día después tras una noche intensa y, en muchos lugares, desenfrenada. Habrá sido noche de sortilegios, conjuros y mucha marcha con especial incidencia en las cercanías del mar. Noche de San Juan rica en hogueras con las que espantar los malos rollos con especial incidencia en la costa mediterránea. Noche de fuegos de artificio como paradoja cruel de lo que está ocurriendo en Gaza, Israel, Ucrania y últimamente en Irán como fruto de un irresponsable delirio imperialista. Ha sido noche de ritos y conjuros que bien podrían surtir efecto en tantos puntos de la Tierra en que el fuego no es, precisamente, de artificio y sí de muerte real en la demostración de qué mala suerte tenemos con los que nos manejan como polichinelas incautos, indefensos y estupefactos. Amanece San Juan tras una noche desenfrenada y nutridora de las páginas de sucesos como forma de espantar los malos mengues, sin nada que ver con el drama que se padece en tantas partes del mundo.
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