Vaya final que se guardaba el Mundialito

Decíamos antier que la competitividad y el equilibrio estaban asegurados aun partiendo el PSG con la ventaja de la pole position. Todo bajo la indiscutible premisa de que los franceses harían valer ese pronóstico, pero hay que ver el baño que le dieron los ingleses al equipo de Luis Enrique, con Palmer repitiendo la faena que le hizo al Betis en el segundo tiempo polaco.

Siempre el fútbol se guarda alguna sorpresa en cualquiera de los recodos del camino, pero veíamos cómo los de Maresca acogotaban al rival mediante una presión tan sincronizada que ese centro de campo que organiza Vitinha con la inestimable ayuda de Fabián se mostraba incapaz de ganarle a sus rivales ni un solo duelo. Todo se dilucidó en un primer tiempo para la historia y lo demás sobró, mayormente la forma en que se remató el acontecimiento, con un soez espectáculo que ensombreció una final magnífica.

Parecía que se guardaban muchas pelillerías pendientes ambos equipos, lo que hizo que aquello acabase como el rosario de la aurora con especial protagonismo por parte de un Luis Enrique que mostraría su cara más gamberra. Un final nada acorde con lo que los londinenses recitaron para asombro de todos, especialmente para los que apostamos por PSG. En fin que punto final a este Mundial de Clubes, peyorativamente mal llamado Mundialito, que nos ha servido a los adictos como especie de metadona para el insufrible síndrome de abstinencia que nos acarrea el verano.