La ventana
Luis Carlos Peris
Brigitte y lo pecaminoso
Ahora sí puede afirmarse que una de las trece barras se ha teñido de negro, Del negro de luto por una persona que tuvo al Betis como única obsesión desde la cuna hasta la tumba. Antier, cuando la Ciudad del Sol, su casa, era arrasada por unas calores inhumanas se iba de entre nosotros Alberto Tenorio Aldón, puro Betis. Nació en el Betis, vivió en el Betis y murió viendo cómo crecía la hierba de su casa. Su casa era el campo del Betis, tanto el del Patronato de su niñez como el Heliópolis de adolescencia hasta el Villamarín hasta el final.
Alberto era puro Betis y tuve el privilegio de vivir muchas vivencias a su lado. Desde ser el utillero que me daba la ropa en los Salesianos de Triana hasta el rival en interminables partidos de balontenis en la sala de calentamiento. Pero, bético hasta no poder serlo más, me quedo con aquella firmeza conque se opuso a que disfrazasen al Betis cuando la final con el Athletic del 77. Como aún eran mayoría los televisores en blanco y negro, TVE pretendía que el Betis dejase las rayas para no confundir a los telespectadores, pero chocaron de frente con Alberto.
Y el Betis vistió de Betis, y a Alberto se lo llevaban los demonios porque, ya jubilado, no podía evitar que hubiera botas rojas en su equipo. Filósofo de andar por casa y siempre recordando al Míster Valera, a Del Sol o a aquel Quino que él adoraba se nos fue de puntillas evitando un gran disgusto, el próximo derribo de la última tribuna de su casa.
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