Crónica personal

Fernando Lussón

Aguirre y los liberados

17 de septiembre 2010 - 01:00

LA presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, ha vuelto a lanzar un debate político, el del número de liberados sindicales existentes en las empresas y sobre todo en las administraciones públicas, singularmente en la suya, y la necesidad de su reducción en época de crisis. Aunque haya tirado la piedra y luego tratado de esconder la mano ante la onda expansiva que ha provocado, la presidenta madrileña ha vuelto a hacer gala de su talante ultraliberal, que le lleva a manifestar una inquina especial a los sindicatos.

Las organizaciones sindicales son, sin embargo, unas instituciones engarzadas en el marco constitucional, imprescindibles en el desarrollo de las relaciones laborales y socioeconómicas, las encargadas de la negociación de los convenios y del mantenimiento de una serie de derechos sociales conquistados a lo largo de muchísimos años para evitar que el mercado de trabajo sea una jungla en la que impera la ley del más fuerte.

En los últimos años los sindicatos se han convertido en el pim pam pum de dirigentes políticos que cuestionan su necesidad o su trabajo. Con el cambio en los sistemas de producción y en el mercado laboral se transmite la imagen de que los sindicatos no han sido capaces de ponerse al día y de mantener los intereses y las estructuras de siglos pasados. Los sindicatos, además, tienen que hacer frente a una serie de contradicciones; la primera, que sus mayores logros los consiguen en situaciones de bonanza económica, mientras que se convierten en objeto de crítica cuando vienen las crisis económicas y su labor se hace más difícil porque no cuentan con el respaldo de los trabajadores temerosos de perder su puesto de trabajo. La segunda es que aparecen como más interesados en proteger a quienes tienen empleo y de quienes obtienen sus cuotas que a quienes se encuentran en paro.

Pero le gusten o no los sindicatos a Esperanza Aguirre, lo que no puede hacer es dejar en agua de borrajas el cumplimiento de leyes orgánicas e incluso los acuerdos que ella ha negociado con los sindicatos de la función pública. Y si quiere cambiarlos tendrá que volver a negociar.

Y en este caso, además de poner en un brete una vez más a la dirección nacional de su partido, a la que ha vuelto a pasar por la derecha dejando en mal lugar a su líder nacional, ni desde la patronal CEOE han querido entrar en el debate sobre la reducción del número de liberados.

Los liberados sindicales son unos 4.200 en el sector privado y sostienen las estructuras básica de los sindicatos, pero tienen también importantes funciones en materia de igualdad, integración de inmigrantes y formación de los trabajadores . Y si existen algunas dudas sobre esos aspectos, contróleseles por vías de inspección o judiciales, pero no se les estigmatice.

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