¡Caídos por el cambio político!

Gracias a la dimisión de Pepín muchos han conocido que existe algo tan prescindible como la UNIA

07 de septiembre 2019 - 02:31

Gracias a la dimisión del rector de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) ha habido quienes se han enterado de la existencia de esta institución. La UNIA es uno de esos chiringuitos perfectamente prescindibles. No pasaría nada si son demolidos. Y lo sentimos por el profesor José Sánchez Maldonado, del que tenemos las mejores referencias. El bueno de Pepín se comió el marrón de ser consejero de Empleo tras quedar estigmatizada la Consejería con los escándalos del dinero saqueado de los parados, la cocaína y otros líos que aún colean y lo que te rondaré morena. La UNIA forma parte de la letanía de entes absolutamente inútiles que hay en Andalucía. No por alinear más delanteros se meten más goles ni por tener más universidades se logra una sociedad más excelente. La UNIA es como la máquina limpiabotas del Real Círculo de Labradores, que hace años que no expide crema ni negra ni marrón, sólo funciona en el modo de cepillo. Ahí sigue, nadie se queja. Andalucía tiene una especial habilidad para la conservación de entidades que no sirven para nada, salvo para proveer de un sueldo a quienes son incluidos en su estructura. Hay una fundación de cuyo nombre no quiero acordarme donde estaban colocadas todas las amigas de los titulares de ciertas poltronas en los años de vino y rosas del socialismo andaluz. Amigas que, ustedes entenderán, eran muy amigas de ellos, naturalmente. La doble moral no es patrimonio exclusivo de la derecha, oiga. Allí estaban ellas trabajando a destajo por las que hilan... En nombre del progreso y de la salud, naturalmente. Yo lo siento por Pepín, al que no tengo el gusto de conocer salvo por referencias solventes sobre su labor investigadora como catedrático y con un gusto fiable en materia de hostelería, lo cual es muy importante. Nunca se fíen de los que sólo beben refrescos y acuden a bares franquiciados. Pepín en este sentido es pata negra, pero el cambio político se lo ha llevado por delante. ¡Caídos por el cambio político andaluz! ¡Presentes! Echaremos de menos las originales monturas de las gafas de Pepín en las fotos de los canapés, que son como las de Miguel Vilaplana pero con título de catedrático. Todavía le quedan al todopoderoso Elías Bendodo varios socialistas agazapados en sus puestos de la Administración, más callados que en misa de una y con la jindama metida en el cuerpo. Un fino observador andaluz aseveraba la otra noche que al final sólo va a quedar Antonio Pulido vivo en el organigrama. Unos vienen y otros van, Pulido siempre está. El nuevo lince. Pepín sale, Pulido se queda.

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