Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
Nos consta que Manolo Cuervo, en sus soledades de Castilleja de la Cuesta, ya ha reflexionado sobre las sorpresas que te da la vida, por citar al inmortal Pedro Navaja. No de otra manera se puede calificar el que este modernazo, criado en el expresionismo abstracto y el pop, haya terminado convirtiéndose en una superstar capillita, en el pintor de referencia de una parte importante del gremio del cirio. Que los cofrades hayan terminado aplaudiendo las explosiones de color, los goterones y los dripping (sus famosos churretones) sobre las venerables imágenes de sus titulares entra dentro de los milagros de San Lucas, patrón de los artistas.
Nada se improvisa. Antes de pintar el cartel de la Semana Santa de 2022, la más deseada desde los años de la II República, Manolo Cuervo ha realizado su camino de perfección, su viacrucis o currículum cofrade, como demostró con sus carteles para la Hiniesta y la Macarena. Y lo hizo con desparpajo, fiel a su estilo, sin que la materia le acomplejase, al igual que hubiese diseñado uno de esos magníficos afiches de jazz o teatro con los que se dio a conocer como uno de los grandes cartelistas españoles de los últimos tiempos. Pero seríamos injustos si no valorásemos, asimismo, la paciente labor pedagógica que algunas instituciones han realizado en los últimos tiempos a favor del arte contemporáneo en Sevilla. Pensamos en los binomios Maestranza-Juan Maestre (dos cuadros suyos se subastan el jueves con el fin de recaudar fondos para Proyecto Hombre) y Macarena-Ricardo Suárez, que tuvieron el valor de dar el paso y aguantar, año tras año, los pitidos del respetable más crítico (que nunca falte). Pensamos también en la labor realizada por hermandades como El Valle o iniciativas alocadas como el Triduo Heterodoxo que, llegado el reventón primaveral, organizan los incombustibles José María Rondón, Alejandro López, David González Romero y César Rina.
De alguna manera, la ascensión de Manolo Cuervo a los retablos neobarrocos es el reconocimiento definitivo del pueblo soberano a una amplia comunidad de pintores que, desde los años ochenta, se ha empeñado en que Sevilla siga siendo una ciudad de artistas y no un erial provinciano que sólo mira a Madrid. Gentes como Patricio Cabrera, Manolo Ortiz, Javier Buzón, Curro González, Ricardo Cadenas… que consiguieron pasarle el testigo a otros como Fernando Clemente, Miki Leal, Manuel León, Rubén Guerrero… A partir de ahora ya se pueden sentir parte importante de la Sevilla eterna.
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