Definan madurez, señores del Ministerio de Educación

Continúa el orillamiento del esfuerzo, la memoria y las Humanidades, bases del pensamiento crítico

Una prueba de selectividad
Una prueba de selectividad / Juan Carlos Muñoz

29 de julio 2022 - 04:00

Hace bien el gobierno andaluz en presentar alegaciones al proyecto de nueva selectividad que perpetra el Gobierno de España. Es habitual que cuando un Ejecutivo toca la Educación sea para orillar un poco más las Humanidades y, por supuesto, para dar facilidades a los malos alumnos (que existen, oiga) a base de bajar el nivel e igualar por los sótanos, en vez de estimular, exigir e igualar por arriba para que todos ofrezcan su mejor versión. Ahora plantean la denominada prueba de madurez personal. Cáspita, bien podrían someter a muchos docentes y padres a esa prueba, sobre todo a los que andan todo el día haciendo el ridículo en las redes sociales a pesar de ser ya talluditos o a los altos titulados que envían artículos a la prensa con faltas de ortografía. La prueba de madurez da un poco de miedito. ¿Cómo se valora la madurez? ¿Quién y con qué criterios? Definan madurez, señores del Ministerio de Educación, porque la cosa puede tener un peligro sordo, como los intentos de crear una suerte de Ministerio de la Verdad. ¿Qué es madurez? Y tú me lo preguntas...

Estamos de acuerdo en que es vergonzoso que haya diecisiete modelos de selectividad, como hay diecisiete reglamentos taurinos, diecisiete defensores del pueblo y tantas instancias repetidas inútilmente. Una cosa es el estado de las autonomías, que nos ha dado décadas de prosperidad, y otra la decadencia y el absurdo. ¿Y por qué hay sesudos analistas que despotrican de la memoria y alaban un sistema supuestamente más adaptado a la realidad? La memoria es un músculo que necesita ser ejercitado, es la base del conocimiento y el análisis, permite relacionar hechos y tiene una enorme utilidad en la vida cotidiana. La memoria es el primer escalón hacia el pensamiento crítico, que todos los ciudadanos deben tener para defenderse de los abusos del poder. Alguno se debió quedar tarado con la lista de los reyes godos o algo similar, no se explica ese empecinamiento por la educación light, blandita y líquida. ¿No será que al orillar la memoria y el esfuerzo con la coartada de una enseñanza más práctica promovemos unos métodos de aprendizaje más cómodos, menos sacrificados y que nos permitan educar generaciones de jóvenes frágiles y dependientes? Sospechen cada vez que alguien quiera sustituir la memoria y el esfuerzo. Sobre todo porque nada impide promover estos dos valores y, al mismo tiempo, ofrecer nuevos métodos útiles para nuevas situaciones o retos. Pero no, nunca quieren sumar y enriquecer, siempre quieren ofrecernos la cuesta hacia abajo, la escalera mecánica para subir, la cómoda llanura. Todo demasiado fácil. Son vendedores de pastillas para adelgazar mucho en poco tiempo. Saben que no somos maduros. Y encima lo quieren confirmar con una prueba.

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