hoja de ruta

Ignacio Martínez

ETA nos toca las narices

11 de mayo 2011 - 01:00

ETA nos gastó ayer una broma. Tienen sentido del humor, para tocarnos las narices. Ander Errandonea Arruti enarboló una pancarta en favor de Bildu al salir de la cárcel de Herrera de la Mancha, después de cumplir una condena de 25 años por las fechorías cometidas por el comando Irrintzi en los años 80. La estampa es de diseño: en el cartel, pintado a mano, aparece el nombre de la coalición en colores verde, azul, amarillo y rojo. Debajo, cuatro manos votan en una urna, y puede leerse Independentzia ETA Sozialismo (Independencia y Socialismo). Los autores, aprovechando que el nombre de la banda se escribe igual que la y griega en euskera, destacan ETA para ver qué cuerpo se nos queda.

Después, el sujeto y sus amigos han cantado puño en alto el Eusko gudariak, el himno al soldado vasco. Una escena completa que provoca una gran duda: ¿Han hecho todo esto, poseídos de su nuevo fervor democrático, con el entusiasmo de los conversos, porque se han dado cuenta de que los métodos pacíficos son la única vía para defender sus ideas independentistas? A simple vista, parece que no.

Soy de la opinión de que la legalización de Bildu por el Tribunal Constitucional no es una pésima, ni una buena noticia, sino el resultado del funcionamiento de las instituciones. Será una magnífica noticia si es verdad que el entorno etarra renuncia al asesinato, la extorsión y el secuestro para conseguir sus propósitos y será un pésimo augurio en caso contrario. La duda sobre si los amigos de ETA son sinceros en el abandono de la violencia quizá se está desvelando ya. Y muy pronto se verá si el generosísimo gesto de la democracia española ha sido un acto de sabiduría o una memez.

Hay un amplísimo grupo de ciudadanos españoles que está deseando que esta vez sea la buena y que los políticos de la banda se impongan a los pistoleros. Pero es igualmente amplio el número de escépticos. Y por si hacía falta una prueba del algodón, ahí tienen a Errandonea abrazado a la bandera de Bildu como un poseso. Aunque me temo que no lo hace con la pasión del converso. No se le conocen a este hombre de 48 años, que ha pasado más de media vida en prisión, palabras de arrepentimiento, petición de perdón o disposición a indemnizar a sus víctimas.

Los amigos y familiares tampoco han ayudado. Han proferido gritos en favor de la amnistía para los presos etarras y la habitual consigna jo ta ke irabazi arte (darle duro hasta conseguirlo). Parece que nos estén diciendo que son los mismos de siempre. Y nos pasan un mensaje descorazonador: "¡Ea, otra vez os hemos tomado el pelo y volvemos a las instituciones a controlar más de 50 ayuntamientos y a financiar con el dinero del contribuyente la parte blanqueada del entorno de ETA!". En todo caso, nos han tocado bien las narices.

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