Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
PAMIÉS afirma que jamás aceptaría una orden política que pusiera en riesgo una operación antiterrorista, y Ballesteros asegura que jamás habló por teléfono con el dueño del bar Faisán para alertarle de una redada contra los miembros de ETA que iban a recibir una entrega de dinero de manos de Elosúa.
El jefe policial en el País Vasco, y el inspector de la Policía, han echado por tierra la versión de que la Policía abortó la operación que permitiría detener a los etarras a los que el dueño del bar, Elosúa, iba a hacer entrega de una importante cantidad de dinero. Y ninguno de los dos ha tirado hacia arriba, hacia sus superiores. De momento, es difícil que lo hagan: la investigación judicial ha tenido como resultado la exoneración de toda responsabilidad del entonces director general de la Policía, Víctor García Hidalgo, y por supuesto de quienes entonces eran ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y secretario de Estado para la Seguridad, Antonio Camacho.
El PP pasó toda una legislatura preguntando al Gobierno de Zapatero por el caso Faisán. El asunto olía muy mal, y aunque Rubalcaba -que llevaba menos de un mes en Interior- siempre negó que saliera de su despacho la orden de avisar a los miembros de ETA y recordó que habían sido detenido días más tarde, se ha mantenido la sospecha de que el Gobierno de Zapatero manejó hilos non sanctos en aquella historia.
Era un momento complicado y nunca sabremos si Zapatero dio orden de avisar a Elosúa porque la detención de dirigentes de ETA enturbiaba sus negociaciones con ETA o ponía en riesgo los acuerdos a los que intentaba llegar con Batasuna para que empujaran a ETA a abandonar definitivamente el terrorismo a cambio de que Sortu o Bildu pudieran presentarse a las elecciones… o que se protegiera a un confidente de la Policía y Guardia Civil, Romano, cuyo trabajo era fundamental en la lucha contra los terroristas. Aunque en ese último caso siempre sería más aconsejable alertar al confidente para que se pudiera a buen recaudo que avisar a los terroristas.
La Policía espera que sus compañeros Pamiés y Ballesteros salgan bien parados de su juicio, y no sean condenados a los nueve y diez años de prisión que pide el fiscal. Por eso, porque esperan salir bien librados, ni Ballesteros ni Pamiés han tirado hacia arriba. Pero, como decía un miembros del SUP, cuidado: la Policía no piensa "comerse el marrón" de un asunto heredado de los tiempos de Zapatero y que huele que apesta.
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