La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Lo único positivo de la victoria de Trump
Vuelta la burra al trigo. Le han comentado a Núñez Feijóo que las encuestas impublicables de los últimos días no garantizan que el PP supere a Vox en las elecciones catalanas y ha entrado en pánico. Como otras veces –singularmente en las elecciones generales de 2023–, ha tratado de quitarle votos a la ultraderecha... enarbolando sus banderas. Ganar a Vox pareciéndose a Vox. Una paradoja y una debilidad.
Después de años de política migratoria moderada y razonable –los gobiernos del PP han aprobado más regularizaciones de inmigrantes sin papeles que los gobiernos del PSOE–, Feijóo ha abrazado una de las mentiras más infames de la extrema derecha: la que vincula a la inmigración con la delincuencia y la ocupación de viviendas. Se utilizan datos parciales, incompletos o descontextualizados para hacer creer a los votantes que los inmigrantes irregulares no sólo vienen a quitarles el trabajo y disputarles la cita médica, sino que también cometen más delitos que los nacionales y –muchos, dice Cuca Gamarra– okupan sus casas. Un gran bulo que prende en los sectores más pobres, vulnerables y desavisados de la población.
La asunción del discurso más bien xenófobo de Vox por el Partido Popular es obviamente oportunista, pero también torpe y contraproducente. Hace dudar de la fortaleza de las convicciones de Núñez Feijóo, siempre prestas a debilitarse por algún interés electoral inmediato y periódicamente revisadas con el ojo puesto en su derecha más ultramontana. El problema de sus relaciones con Vox nunca lo ha resuelto el PP.
La deriva populista es de una torpeza superlativa. Imitando a Abascal quizás le arrebate algunos votos el próximo domingo, pero ¿cuántos votos moderados perderá a cambio? El granero electoral por excelencia en toda España está en el centro, no en los extremos. Podría aprender de Juanma Moreno, que no neutralizó a Vox en Andalucía copiando sus modos ni asumiendo sus políticas, sino elaborando un proyecto político propio y atrayendo al electorado urbano y centrista que se había desencantado tras votar más de treinta años al PSOE (hasta un 18% de los antiguos votantes socialistas se fueron con el PP en 2018).
Cuando la ambición de poder te ciega, te pones cortoplacista, pierdes la perspectiva y aceptas someter los principios a la conveniencia coyuntural. Por eso Feijóo se saltó aquello de que votase la lista más votada en autonomías y ayuntamientos. Por eso habla de la inmigración como si fuera de Vox.
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