Tomás García

Historia y leyenda de la Virgen de Rocamador

La hermosa Madona de San Lorenzo es una de las pinturas más antiguas de Sevilla

14 de enero 2023 - 01:46

Rocamadour es una villa de ensueño que cuelga de una colina rocosa en la región francesa del Alto Quercy, cerca de Burdeos, que contiene seis santuarios. La imagen sedente de una Virgen con el Niño en brazos tallada en el siglo XII sobre un tronco de árbol y recubierta de plata deslumbra en uno de ellos, la cual es conocida popularmente como la Virgen Negra debido a la acción de los humos de cirios e incendios. El culto a Santa María de Roca-Amador adquiere relevancia peregrina a partir de 1166, cuando fue hallado el cuerpo incorrupto de un legendario ermitaño que la tradición nombraba Amator rupium (amante de las rocas), predicador evangélico del siglo III que habría acabado sus días en esta peña y que sería elevado a los altares como San Amador. Los monjes cluniacenses extenderían este culto mariano por tierras de Navarra y de Castilla y León a través del Camino de Santiago francés.

En el Repartimiento tras la conquista de Sevilla, Alfonso X dona unas heredades a los franceses que intervinieron en la toma, los cuales habrían fundado un hospital para ancianos en honor a una figura de Nuestra Señora de Rocamador que algunas crónicas sitúan en la plaza de San Lorenzo, aunque no es posible certificar dicha localización. Según me confirma Ramón Cañizares Japón, investigador y archivero de la Hermandad de la Soledad de la Iglesia de San Lorenzo, el Hospital de San Onofre estuvo a pocos metros del templo hasta finales del siglo XVI, pero no mantiene relación alguna con el erigido por los francos. La maravillosa pintura de la Virgen de Rocamador que podemos admirar en esta espléndida iglesia gótico-mudéjar sería trazada en la segunda mitad del siglo XIV sobre un muro eclesial. Elevada al arte poético y musical en las Cantigas de Santa María del rey Sabio, nos transporta a tiempos de recogimiento y esperanzas ante las miserias del ser humano en un entorno bajomedieval de guerras y penalidades. Es la única Virgen de Rocamador que se conserva en la ciudad hispalense, existiendo textos y obras pictóricas que describen otras desaparecidas en las iglesias de San Salvador y San Julián o en el antiguo Convento Casa Grande de Carmelitas de la calle Baños.

La hermosa Madona de San Lorenzo es una de las pinturas preservadas de mayor antigüedad en Sevilla, la cual presenta una gran semejanza con otras iconografías marianas de similar época histórica: la Vírgen de la Antigua de la Catedral y la del Coral de San Ildefonso, ambas murales, y la tabla de la Virgen de los Remedios del trascoro catedralicio. Todas comparten su estilo italo-gótico de raíz bizantina, mientras las tres murales coinciden en radiantes detalles como la presencia de un tierno pajarillo en una de las manos de Jesús Niño...

"E por aquest un miragre/ vos direi, de que sabor haveredes poi-l'oirdes,/ que fez en Rocamador a Virgen Santa María,/ Madre de Nostro Sennor, ora oyd o miragre,/ e nos contar-vo-lo-emos./ A Virgen Santa María..." (Cantiga VIII de Santa María).

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