Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
VUELTA a las andadas. Yo no sé cómo les sentaría a los futboleros, a los seguidores del basket, a quienes han sido fieles a la última Vuelta Ciclista a España o a los que no se han perdido ni un solo partido de la Copa Davis en la plaza de las Ventas, que cada uno de estos acontecimientos hubiese llegado a sus pantallas con retraso, en diferido, cuando a los programadores les hubiese venido en gana.
Incluso cuando en el Campeonato de Motociclismo les toca el turno a ciudades con los husos horarios complicados, como ocurre este fin de semana en Japón, las conexiones no fallan ni un segundo, así se celebren las carreras en cualquiera de las veinticuatro horas que tiene el día. Llegó el momento de que Meryl Streep recoja su premio Donostia en el Festival de San Sebastian. Un momento especial, eso no me lo negará nadie. ¿Quién no quiere a esta actriz? ¿Quién no ha sentido un pellizco, o cien pellizcos, viendo alguna de sus interpretaciones? El 'momentazo' en el que Pedro Almodóvar entregaba el otro premio homónimo a Antonio Banderas se dio con un par de horas de retardo. Al filo de la una de la madrugada. Este llegará a los espectadores todavía más tarde. Un atropello. Una insensatez más. Y van tantas, que deberíamos estar inmunizados.
El cine y sus circunstancias, por mucho que en las ruedas de prensa oficiales de TVE se diga lo contrario, es de segunda división. Ojalá algún día tuviese el rango que se le da al deporte. En su descargo, hay que reconocer que las películas ofrecidas estos días por La 2 han sido canela (Las tortugas también vuelan, Buda explotó por verguenza, Vete de mí, La soledad…). En el debe, todavía, ese infame horario al que han vuelto a someter a Días de cine, de nuevo traspasando el Rubicón de las tres de la mañana. Inaudito.
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