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La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Incoherencia extrañísma de un coherente

Causó gran sorpresa cómo Enrique Ponce cortaba su actividad y lo anunciaba de forma inaudita, mediante un frío comunicado mientras la cuadrilla deshacía el equipaje en el hotel de Burgos. El valenciano ha sido siempre un ejemplo de coherencia desde que pegó el estirón y de menudo novillero se convertía en torerazo destinado a tirar del carro durante más tiempo que ningún otro. Ponce es un torero que te puede gustar o no, que su técnica prodigiosa vaya pareja con lo lejos que se pasa el toro, que ya se sabe que en la comparación con José Tomás hubo quien dijo que el valenciano ponía la muleta donde el de Galapagar ponía su cuerpo. Por ejemplo, Sevilla nunca lo tuvo entre sus preferencias, pero sin negarle el pan y tampoco el agua. Pero en lo que todos coincidíamos era en su indudable coherencia, algo que desde hace ya un verano se pone en duda.

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