Independentistas de pacotilla

Los socialistas catalanes están secuestrados mentalmente y se han convertido en un partido nacionalista de corte amable

Independentistas de pacotilla

Independentistas de pacotilla

NO se engañen con los fuegos artificiales de ERC para ser más radical que Puigdemont. Lo que ansían estos independentistas de pacotilla no es irse de España. Lo que de verdad les pone es manejar la vida de este país como el último siglo y medio y mandar sobre los 45 millones de españoles. No sólo persiguen el autogobierno, lo que anhelan es decirle al resto por dónde se pueden conducir, cuánto se pueden gastar en vacaciones y qué cantidad de sal le ponen a las comidas. Ni una sola reforma fiscal más como la andaluza sin su permiso. Ni una. De eso se trata. Y si nos descuidamos, nos quitarán la silla y hasta el último yogur de la nevera.

Durante la Transición logramos rebajarle los humos. Pero la situación ha cambiado drásticamente porque Sánchez sería capaz de vender su alma por siete votos. Ha cedido tanto, que ellos ya ni recuerdan adónde iban. La prueba está en que el PSC, en vez de dedicarse a asegurar los principios del socialismo en Cataluña, está secuestrado mentalmente y se ha convertido en un partido nacionalista de corte amable. Y que no se confíe Salvador Illa porque como gane Sánchez podría pedirle que le ceda el cargo al mismísimo Puigdemont con tal de aferrarse al poder. Ese día los separatistas verían su sueño cumplido: ser independentistas de facto y que el Estado desaparezca del todo en Cataluña, igual que en el País Vasco, donde abandonó sus posiciones hace un siglo a cambio de casi nada.

El cupo vasco no es más que una miseria que Euskadi aporta al cesto común, después de recaudar todos los impuestos, para sufragar las cargas del Estado. La cantidad es tan irrisoria, que no da ni para pagar el costo que la Administración central le abona de más a los jubilados vascos. Y eso sin contar con las inversiones en carreteras y ferrocarril, que van aparte. Imaginemos que Sánchez accede a los caprichos de Cataluña con un concierto similar, y que para que nadie se ofenda le propone al resto de autonomías que también recaude el 100% del IRPF, el IVA y los impuestos especiales, en lugar del 50%, como hasta ahora. ¿Con qué dinero se alimentaría el Presupuesto del Estado? ¿Cómo pagaríamos las pensiones y las infraestructuras? Todo se iría al traste. Por eso Aragonès se atreve a decirle a los andaluces y al resto que no se metan en sus asuntos, no vaya a ser que le estropeemos la fiesta otra vez. Café para los catalanes y al resto que le zurzan ¿Y por qué no cederles ya puestos un poder judicial propio que asegure su impunidad? Los independentistas tratan de engañarnos apelando a la cantidad que aporta cada comunidad al Estado. Pero son las personas y empresas las que pagan impuestos: ni las autonomías, ni las diputaciones, ni los ayuntamientos. Ese es su mayor embuste y hay que decirlo. Un andaluz paga tanto como un catalán y un gallego. Lo demás es cuento.

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