Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
SE acerca el día de la tercera votación en el Parlamento, el jueves, y la investidura de Susana Díaz está degenerando en embestidura. Se retoman los contactos entre los partidos con capacidad de decidirla y los llamamientos al diálogo, pero a día de hoy la impresión general es que más que de investir a la candidata se trata de embestirse unos y otros. Gran axioma de la política: la culpa siempre es de los demás.
Parto de la base de que la actual presidenta debería ser refrendada. Por haber sido la más votada entre los cinco candidatos con representación parlamentaria y, sobre todo, porque no existe posibilidad real de que se configure una mayoría alternativa. Así de sencillo.
Ya ha recibido un castigo suficiente (dos derrotas consecutivas) por el hecho de haber logrado sólo el 35% de los votos emitidos el 22-M, y le espera un castigo superior y más prolongado: gobernar en minoría viniendo de una larga etapa de uso y abuso de la mayoría absoluta, estrechamente vigilada y sometida a un Parlamento opuesto en el que los otros cuatro grupos disponen de numerosos mecanismos de control y de una voluntad compartida de ejercerlos. Estará maniatada.
Sería más constructiva la oposición si las condiciones que le vienen imponiendo para promover la anhelada abstención las convirtieran en exigencias futuras sobre su gestión. En vez de obstrucción, vigilancia y cambios en la forma de gobernar. Pero ellos prefieren embestirle. Dicho lo cual, añado que los argumentos que viene usando Susana para embestir a sus oponentes y persuadirles de que le den vía libre se están desviando del núcleo correcto (no hay mayoría alternativa) a terrenos pantanosos y demagógicos.
Eso de que Andalucía está paralizada y no puede perder más tiempo en esta crisis institucional, por ejemplo. Andalucía tiene el mismo grado de parálisis, poca o mucha, que tenía cuando ella decidió romper el Gobierno con IU y adelantar un año las elecciones por un cálculo electoral que se ha revelado erróneo. O eso de que el atasco actual puede poner en peligro la entrega de becas o los planes sanitarios del verano, por ejemplo. En realidad cuenta con un presupuesto para todo 2015 en el que tuvieron que consignarse las partidas correspondientes para educación y salud.
De este modo les embiste, insinuando que perjudican a los andaluces en los ámbitos más sensibles de la acción política.
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