La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Asunción es la aldea de los galos contra el turismo invasor
NUNCA la vanguardia más actual había suscitado tantos óles. Israel Galván ya ha logrado ganarse a propios y extraños del flamenco. En Sevilla un genio anda suelto y, hoy por hoy, no tenemos en ninguna otra veta cultural un artista tan mayúsculo. Israel Galván es la tierra prometida y anoche volvió a galvanizar la Bienal, como hace cada dos años desde que dio un giro copernicano a la gramática de su baile flamenco (como hijo de una saga de bailaores) y empezó a escribir el nuevo testamento de la cultura jonda.
Su travesía del desierto suma una década de desafíos, asombros y perplejidades. El camino coreográfico y argumental que ha abierto, haciendo historia a cada movimiento innovador de pies a la cabeza, ya es seguido por otros flamencos dispuestos a asumir el apostolado. En plena madurez, sus revolucionarios bailes rezuman mayor jondura, ahora ya no es sólo la comidilla de los avisados sino la admiración de un público heterogéneo que ayer salía obnubilado de Teatro Maestranza, intentando dibujar con la mirada en la penumbra del Paseo de Colón la arrolladora catarata de genialidades y ocurrencias que destila Israel Galván como un portento físico, rítmico y estético. Como me decía un prestigioso crítico nacional de ópera y clásica, "es de máximo nivel mundial".
En Sevilla tenemos al fin un coliseo musical de nivel internacionial: el Teatro de la Maestranza. Pero aún más importante es disponer de creadores como Israel Galván. El aumento de presupuesto y de programación, amén de aumentar la oferta de ópera en cantidad, variedad y calidad, ha de contribuir obligatoriamente a que en los años alternos a la Bienal, espectáculos como El final de este estado de cosas sean los que acaben de una vez con el estado de cosas que impide que la cultura escénica sevillana más extraordinaria no sea eje y orgullo de los abonos del teatro, con muchas noches en cartel. El Maestranza tiene que convertirse en el lugar al que peregrinen desde todas partes quienes reciban noticias del prodigio.
También te puede interesar
Lo último