CAYÓ Italia ante Rusia por 3-0 en el último amistoso antes de que dé comienzo su Eurocopa el próximo domingo frente a España. Tres de tres derrotas para los azzurri en los amistosos previos al gran acontecimiento, con buen juego, eso sí, pero sin resultados que llevarse al zurrón. Todo, además, aliñado con un nuevo escándalo por un tema de apuestas, con la Policía llevándose de la concentración de Coverciano a las seis de la mañana a Criscito, uno de los titulares, para interrogarle, con otros sospechosos aguantando el tipo a las órdenes de Prandelli, con insinuaciones del primer ministro de cerrar unos años el calcio... No hay duda, Italia es favorita para la Euro. Tanto, o más porque esta Italia juega bastante bien al fútbol, como lo fue en 1982, cuando apareció por el Mundial de España bajo los efectos del tottonero, aquella red clandestina de apuestas que se llevó por delante a Milan y Lazio y casi acaba con la carrera de Paolo Rossi. Al juventino le levantaron la sanción antes de aquel Mundial, llegó a España, se cargó a Brasil y terminó como la máxima figura de una selección que alzó de manos de Dino Zoff su primera Copa del Mundo de la era moderna.

Tanto, o más porque esta Italia juega bastante bien al fútbol, como lo fue en 2006, cuando llegó al Mundial de Alemania bajo los efectos del Moggigate, un escándalo de compra de partidos por parte del máximo ejecutivo de la Juventus que se llevó por delante a la Lazio, la Fiorentina y al club bianconero. Días después, su capitán, Fabio Cannavaro, alzó en el Olímpico de Berlín la segunda Copa del Mundo de la era moderna azzurra.

Italia es así, se mueve bien futbolísticamente en terrenos agrestes, en circunstancias complicadas. Tal y como llega a la Eurocopa, sólo le falta una primera fase penosa con clasificación in extremis para cuartos para terminar de completar el puzle. Italia parece hundida. Échense a temblar, Italia es favorita.