Visto y Oído

Antonio / Sempere

Masterchef

29 de junio 2013 - 01:00

SABEN una cosa? Si ahora mismo me dijeran que tengo la oportunidad de compartir una cena con uno de los participantes de la última edición de Gran Hermano, me pondrían en un aprieto. Se me trabaría la lengua. No sabría qué nombre pronunciar. Seguramente, en décimas de segundo, de mi boca saldrá el nombre de Mercedes Milá. Con ella, comunicadora de campanillas, sí sería un gran placer compartir cena. Con los otros, pues no sé, tal vez mi inconsciente se apresurase en diagnosticar que no fluiría ningún buen tema de conversación, que faltaría empatía.

Todo lo contrario que ocurriría si me planteasen que con quienes tengo la posibilidad de compartir un café es con el equipo de los quince concursantes que han pasado por Masterchef. Los querría a todos. Insistiría en no escoger a uno solo. O, conociéndome, una vez contactado con ese uno, tiraría del hilo para conseguir los contactos de todos los demás. Así de interesantes son. Así de diferentes a quienes cumplen el perfil de candidato para entrar en la casa de Gran Hermano (y no valen chistes sobre el perfil de los moradores de la otra casa famosa instalada en Soto del Real, cuyos perfiles son para dar de comer aparte).

Fabián, Juan Manuel y Eva son los finalistas de la primera edición de Masterchef. Pero los tres han ganado ya. Porque los tres son merecedores del máximo galardón. Se han hecho merecedores del cariño de los espectadores, que han duplicado la audiencia de la primera semana a la duodécima, y hasta de los propios chefs, que quién nos iba a decir que veríamos llorar hasta a Samanta. ¿Quién se acuerda ya de las piscinas? Masterchef no va a ser flor de un día.

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