La ventana

Luis Carlos Peris

Polvo eres y en polvo te convertirás

ADIÓS lacrimógeno a los peligros de la carne que tienen su apogeo en las carnestolendas y llega la Cuaresma, que, por cierto, no es lo que era allá por nuestra niñez. Entonces nos daban unas palizas mentales que llegaba la hora de acostarse y dormías con un solo ojo, no fuese a ser que nos sorprendiera la Parca en situación desventajosa. Y es que hay que ver las broncas que desde el púlpito nos largaba el predicador de turno en aquel tiempo de abominable nacional catolicismo. La memoria se estremece recordando los ejercicios espirituales, con el demonio y la puñetera eternidad ejerciendo de martillo pilón en nuestras jóvenes neuronas. Y ahora siente uno la sensación de que fuimos estafados, que el miedo que nos metieron en el cuerpo no tenía razón alguna de ser, sobre todo tras descartar el Papa la existencia del infierno y la madre que lo inventó. Hoy, polvo eres y en polvo te convertirás.

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