Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Recordando a un hombre que fue importante

01 de octubre 2014 - 01:00

SÍ como hasta los niños de pecho recitaban de carrerilla que Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza era la delantera del Atlético de Bilbao, Muñoz y Zárraga la línea media del Madrid o Busto, Guillamón, Campanal y Valero la defensa del Sevilla, con el inicio del estadio que había soñado Ramón Sánchez-Pizjuán, los niños sevillanos cantaban de corrido el equipo juvenil del Sevilla que había quedado subcampeón de España.

Carmet; Carmona, Marín, Rico; Flores, Vergara; Aragón, Ramoncito, Castro, Díaz y Breval era la alineación inamovible que dos noches seguidas abarrotó el nuevo estadio en un cuadrangular con Barcelona, Atlético de Bilbao y Real Madrid. Aquel fue un equipazo que no campeonó tras dos finales empatadas con el Barça y que se saldó con la arbitrariedad de que el título fuese a parar al que sumase menos edad. Una medida que nunca jamás volvió a estar en vigor.

¿Y a qué viene esto? se preguntará usted. Pues viene a que en la lejana Reus ha fallecido el entrenador que dirigió a aquel equipo y técnico que durante años sería el factótum de la cantera del Sevilla, Mario Klug Solier. De origen alemán, Mario Klug, que vivía en San Lorenzo, entró en el club como traductor de Jenö Kalmar, el húngaro que sería primer ocupante del banquillo local del nuevo estadio y muy pronto se haría con las riendas del primer equipo juvenil.

Curiosamente, de aquel grupo ninguno llegó al primer equipo y se dio la circunstancia de que tanto Carmet como Castro y Breval lo hicieron en el Betis, mientras que Aragón brilló en el Málaga. De las siguientes hornadas destacaron Pepe Rodri, Paco Gallego, Casto Bancalero, un interior prodigioso, o Emilio Pintado, que le pegaba que la descosía. Fue Mario Klug piedra angular en el Sevilla de los sesenta y en su muerte justo es desvelar algo de lo que fue su figura en el club.

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