Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
NO se recordaba algo parecido. Ni por asomo admite comparación alguna este verano con el resto de los conocidos respecto al frenético pulso establecido por Betis y Sevilla en el apartado fichajes. Un día sí y otro también, el rumor como antesala de una noticia que se confirma horas más tarde. Más de veinte incorporaciones entrambos clubes para el regreso en compañía a Europa ocho años después de la última vez que ocurrió, allá en 2005.
Alguien ha calificado lo del Sevilla como una revolución, mientras que el Betis está obrando por pura necesidad. Y eso que está haciendo el Sevilla tuvo un precedente muy lejano en el templo y tras habérsele visto las orejas al lobo de la Segunda en una inquietante promoción con el Sporting. Era verano del 67 y el Sevilla, presidido por Manuel Zafra, emprendió una reestructuración tan a fondo que todo empezó por hacerse por segunda vez con el entrenador del Betis.
El técnico era Antonio Barrios, que acababa de ascender al Betis por segunda vez en su vida, y volvía a cambiar de acera convencido por el periodista José Antonio Blázquez, su amigo del alma. Bueno, pues se llevó a cabo una reestructuración masiva con la llegada de gente como Pazos, Valledor, Hita, Eloy Matute, Bergara, Polo, Hachero, Fernando Redondo, Endériz, Amengual... Un equipo prácticamente nuevo, algo muy parecido a lo que hogaño hacen Del Nido y Monchi.
Aquella experiencia no salió bien, ya que Barrios duró tres meses y Juan Arza no pudo evitar la catástrofe que fue el primer descenso del Sevilla en su historia. El único paliativo consistió en que el Betis lo acompañó en el siniestro viaje. Son cosas que desvela la historia y que no tienen por qué repetirse. Tanto uno como otro andan haciendo lo que pueden sin que ello quiera decir que es lo que deben hacer, pero lo cierto es que la revolución parece que pinta bastante bien.
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