Rodeados por la tristeza

16 de agosto 2020 - 02:31

Lo decía ayer en estos papeles don Juan José. La ciudad está triste, lamentaba el arzobispo en una enjundiosa entrevista con Carlos Navarro. Y así es; la ciudad de la gracia está sin gracia, sin sal, temerosamente confinada en sus casas, lo que se demostraba ayer en la mañana de la Virgen, la luminosa y plena de gozo que era con sus calles acogiendo riadas humanas y larguísimas colas en las calenterías para el rito del churro tras la procesión. Ayer, como paradigma de lo mustio que está el patio, los calenteros que abrieron ni tuvieron que cambiar el aceite del perol. Calles desiertas, el cajón de obras que se eterniza ante la Puerta de Palos, nadie por Placentines, a cuentagotas por García de Vinuesa y sólo el gozo de ver la cola de fieles para entrar por San Miguel y rezarle a la Virgen. Lo decía don Juan José y lo pudieron corroborar cuantos nos acercamos al sitio. Todo es tristeza.

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