Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
Trato de sacarle jugo a la presunta fiesta que se montan en 'Sálvame' por las tardes. Intento estéril. La gente que lo sigue y lo defiende me cuenta que aquello es una fiesta, un pretexto para que quienes están en el plató se lo pasen de miedo, en plan merendola familiar, propiciando el entretenimiento de los que estamos en casa.
No encuentro nada de eso. De hecho, se me hace dificilísimo llegar al final y cumplir con una entrega completa. Lo que me topo, por el contrario, son escollos: las interminables pausas publicitarias, las promociones dentro del programa en donde Jorge Javier anuncia con naturalidad las bondades de una cama, el insoportable jueguecito que se trae Miquel Sierra bautizado con el sobrenombre del revientaprecios.
Me da la impresión de que no soy el único que se aburre. Al fondo, veo a los colaboradores pasando páginas de las revistas como quien las mira en la consulta del dentista, sin importar lo que se llevan entre manos. El día de autos todavía existía un macguffin ciertamente divertido. La famosa Karmele no había sido descalificada de la selección previa de Eurovisión y algunos cantantes se atrevían a descalificarla como colega propiciando la polémica.
Mal que mal, imagino que las últimas semanas esa tontería habrá dado juego entre risas y gansadas. Pero el conato de fórmula Chikilicuatre bis ha sido abortada antes de tiempo. Por lo que la merendola se queda sin uno de sus asideros más relevantes. En este panorama aterriza Luján Argüelles, intentando llenar esas mismas tres horas de la tarde de los territorios de Cuatro. Hasta dónde llegará, a fecha de hoy, es una incógnita. Lo único cierto es que la audiencia parece optar antes por lo malo conocido que por lo bueno por conocer. Sin importarle el tedio.
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