Marcada en la nutrida agenda cuaresmal se encuentra una cita obligada y es el acto de entrega de premios a estudiantes y toreros por la Real Maestranza de Caballería. Un acto de indudable solera que se celebra en un escenario tan imponente como es el ruedo del templo maestrante. Con el acto de antier se cumplía la edición número cincuentainueve de un evento que aúna el esfuerzo académico y el que prodiga el torero en el ejercicio de su profesión. Es un acto de indudable resonancia en un marco incomparable y en esta ocasión con el punto negro de la no asistencia de dos de los toreros triunfadores y la persistencia en algo que viene dándose inveteradamente, la supremacía de la mujer en el apartado de premios a la excelencia universitaria. Sin duda, un acto estrella en este tiempo tan vesperal.