La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Asunción es la aldea de los galos contra el turismo invasor
LA agitprop es una estrategia de origen bolchevique y naturaleza revolucionaria que, a los solos efectos de obtener réditos políticos, utiliza la propaganda y la agitación como instrumentos de influencia en la opinión pública. La primera actúa principalmente sobre el intelecto de las personas y la segunda sobre su corazón, sobre sus emociones, presentando ciertos hechos de una manera selectiva para promover en la ciudadanía una determinada percepción de una concreta realidad y de la importancia relativa que ésta tiene. Es, por tanto, una forma intencional y sistemática de persuasión con fines ideológicos y políticos, que persigue influir en las opiniones y actitudes del grupo destinatario, y que se articula, la primera utilizando los medios de comunicación masiva como instrumento para transmitir de forma controlada una información parcial y sesgada, y la segunda mediante la concienciación de las masas en la idea de que sólo utilizando soluciones tumultuarias que comportan siempre un cierto grado de violencia y coacción puede llevarse adelante con éxito una opción política.
Encuentra esta estrategia sus orígenes históricos, a finales del siglo XIX, en la labor intelectual de los ideólogos de la Revolución Rusa, su consolidación en la maraña institucional del PCUS -Partido Comunista de la URSS- y de la Comintern -Internacional Comunista-, su ulterior desarrollo en la política europea de entreguerras -España, años 30- y su consagración definitiva en su utilización masiva por la izquierda, en todo el mundo, como instrumento clave de acción política.
Tras un año de gobierno del Partido Popular nuestra economía parece haber entrado en un periodo de estabilización, previo y necesario para que comiencen a visualizarse los efectos del crecimiento económico en otros parámetros más tangibles para el ciudadano como el empleo. O lo que es lo mismo, la rueda ha dejado de girar en un sentido, se ha parado y parece querer empezar a girar lentamente en sentido contrario. Y ese importantísimo cambio de tendencia es deudor, en parte, del enorme y difícil trabajo que el Gobierno de la nación ha venido realizando, contra viento y marea, en estos últimos meses.
Este trabajo, que comenzará a producir efectos más pronto que tarde, provocará que se hagan realidad en breve las peores pesadillas de la izquierda patria: que el Partido Popular haya sido capaz de sacar a nuestro país del hoyo en el que lo habían situado las políticas de la izquierda, no una, sino dos veces en un lapso de tiempo inferior a 20 años.
Por eso, existe ahora alguna gente muy empeñada en utilizar todos los medios, los morales y los inmorales, los lícitos y los ilícitos, para evitar que esto ocurra, siendo éstas las coordenadas donde, a mi juicio, debe ser interpretado y entendido todo lo que está sucediendo estos días alrededor de las finanzas del Partido Popular; porque una cosa es que todos -los que somos ya mayorcitos- sepamos positivamente que "en todos lados cuecen habas", y otra muy distinta es que se ponga en duda de esa manera tan burda la honorabilidad, respetabilidad y honestidad del presidente del Gobierno, y que además, se nos pretenda hacer comulgar con ruedas de molino para que creamos que Mariano Rajoy, en estos años, las ha puesto en almoneda a cambio de un plato de lentejas.
Conozco a Mariano Rajoy. No mucho personalmente, pero sí, desde luego, por referencias, porque compartimos generación, origen y profesión. Y si algo puede predicarse de él, sin miedo a equivocarse, es su honradez y honestidad. Una persona que antes que político, fue fraile; que ganó su oposición, la más difícil, con muchísimo esfuerzo; que ejerció una profesión en la que tenía un brillantísimo futuro y que, a pesar de ello, abandonó por la actividad política, haciéndolo, no por vanidad ni por honores, ni tampoco como medio para conseguir una vida mejor, sino por vocación, por afán de servicio, por deseo de cambiar las cosas. Ahí radica su excepcionalidad, la de un personaje hecho con una pasta especial que imagino estará pasando en esta hora sus peores momentos porque muchos injustamente ponen en entredicho su integridad personal.
Sin embargo, y a pesar de ello, estoy seguro de que también sabe, y eso le reconfortará, que aunque algunos muy listos pretendan hacernos pasar a todos los demás por muy tontos, somos muchos los que comprendemos a la perfección lo que significa utilizar como herramienta de acción política aquella de que les hablaba al principio; un instrumento, la agitprop, que, como les decía, encuentra su origen histórico en una de las épocas más siniestras y tenebrosas de la Historia de la Humanidad y que, lamentablemente, continúa siendo santo y seña de la izquierda, aquella que pretende así pescar, en beneficio propio, en el río revuelto del desorden y del desgobierno.
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