La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Sánchez entra en los templos cuando quiere
El líder de Vox en Castilla y León es aficionado a la Feria de Sevilla. Juan García Gallardo es de los que luce chaqueta tonalidad albero en sus paseos por el real. Se lo confesó a Carlos Herrera en una entrevista. El político dice que conoció al periodista en la sastrería O´Kean en Sevilla, cuando él no era nadie y el comunicador ya llevaba años consagrado. Estaba probándose una chaqueta albero, de las que el presidente del Real Círculo de Labradores, el gran Benito Mateos, sabe que acaban la Feria más chorreada que el antifaz de un celador de cofradía de negro. A García Gallardo hay que avisarle de que no se ponga esa chaqueta la próxima Feria, sobre todo si viene de acompañante del vendaval Olona.
En 2017 no recibió ni la cuarta parte de agasajos y abrazos de los que la Sevilla novelera tiene preparados este año para los de Vox en cuanto Antonio Muñoz (¿Es verdad que el alcalde está aprendiendo a bailar sevillanas?) apriete el botón del alumbrao, vulgo encendido de Despeñaperros hacia arriba. Me encantó la referencia a O´Kean, comercio sevillano de alta calidad donde los haya, que resiste en su ubicación original de la Plaza Nueva, con Paco O´Kean siempre al frente, como lo estuvo su padre, el inolvidable don José María. Con los centros urbanos de las capitales invadidos por las franquicias y multinacionales, este tipo de comercios se han convertido en una verdadera exquisitez. Son únicos y conceden ese sello también único a una plaza. Estos negocios se cuentan con los dedos de una mano. Y se van muriendo poco a poco por diversas causas: la falta de sucesores que los mantengan, el efecto de las nuevas leyes de arrendamiento, la evolución de los gustos del público o porque sencillamente, como es el caso de las sastrerías, ya no se aprecia la diferencia entre un traje hecho a medida y uno de confección. Bien está la referencia de García Gallardo a una gran sastrería sevillana, como lo son Sobrino, Cañete y Derbi, o esa tienda de ropa de caballero que está en la calle Sagasta, Galán, de inconfundible estilo inglés.
Pero guárdese el líder burgalés de las chaquetas claras a no ser que traiga dos o tres de repuesto. Conozco uno al que le tiraron encima un catavino de manzanilla el día que estrenaba un traje color barquillo cortado en O´Kean. Todavía se está acordando de la agresora. Nada más útil para la Feria, señor García Gallardo, que un traje multiusos de tono gris. Sirve para todo y a todas horas. Soporta bien los lamparones. Y si puede, hecho a medida, no como las chaquetas de Abascal, que se las cierra y se le arquean las solapas como a Luis Miguel Martín Rubio. Y Luismi sólo hay uno.
También te puede interesar
Lo último