Según me cuentan, el chico tiene famita de ser bastante conflictivo y, respecto al seno familiar, dicen que mantiene unas relaciones más que difíciles -numeritos de griteríos incluidos- con la señora que ejerce como madre suya pero que, en realidad, es su madrastra (segunda esposa del padre del susodicho). Aparte, a pesar de que él salga con el rollo de que le van las mujeres, lo cierto es que son muchos los ojos que le han visto en discotecas y bares sevillanos de ambiente -sitios orientados al colectivo gay-, no una, sino en frecuentes ocasiones.

Por no hablar de las noches de farra en establecimientos como Bulerías, donde llegó a coincidir después del escándalo de su falso secuestro con Ernesto Neyra -quien le advirtió que tuviera precaución con todo el mercadeo mediático-, o las interminables jornadas procesionales, feriantes y rocieras que le han hecho merecedor del apodo del Espíritu Santo -por su capacidad para estar presente en cualquiera de estos acontecimientos mientras la gente, igual que con la chica del 17, murmuraba aquello que "de dónde saca, de dónde saca, "pa" tanto como destaca"-…

Debiera pensárselo muy mucho Isaac antes de continuar pues, primero, actuar por impulso no suele traer buenas consecuencias y, además, porque Falete tiene buenos amigos, como el aquí firmante, dispuestos a defender a quien, con su actitud, ya se defiende a sí mismo. Ayer concluyó sus dos jornadas de actuaciones en el Teatro Alcázar de Madrid y hoy tenía previsto tomarse unas mini-vacaciones antes de afrontar una promoción, la de su disco, que se presenta caliente, caliente. Fuerza, valor… y al toro.