Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Y la ciudad será cojonuda en 2030

La prosperidad está ahí, a diez años vista. Aguante, por Dios, no sea que lo llamen derrotista

Proyecto metropolitano, plan integral, herramienta clave, alianza y cooperación público-privada, consenso y respaldo y apoyo político y social "nunca visto", la Gran Sevilla con su autoridad única, mayor coordinación de todos los agentes, el tejido económico, su modelo productivo, la planificación de la ciudad, su mayor capacidad financiera, un observatorio para la salud pública -más en estos tiempos de pandemia-, eje transversal de las políticas públicas, ciudad digital, dieciséis medidas -como si son veintidós, treintaicuatro o ciento dieciocho-, el empleo, ah, el empleo, mucho empleo, la gobernanza metropolitana, la organización del territorio, una hoja de ruta, la transformación ecológica y digital, la industria verde y digital, todo digital, el liderazgo del New Green Deal, la movilidad sostenible, la retención de talento, innovación, el fomento de la economía circular, una Oficina de Planificación Estratégica Metropolitana, Smart City, la ciudad más limpia, más segura y más habitable, planes de negocio, educación dual, un documento estratégico…

¿Ha conseguido llegar hasta aquí sin marearse? ¿Le suena? ¿Cuántas veces ha leído esto en este o en otro periódico? ¿Cuántas veces no ha oído esto en el informativo de su emisora favorita? Las imágenes que acompañan a todas esas palabras que suenan con una rimbombancia insultante, las fotos en la prensa, las que se difunden en televisión: unos señores bien trajeados, encorbatados, ahora con el añadido de la mascarilla y guardando las medidas de seguridad… ¿No le parece su periódico preferido el Diario de la Marmota? ¿Y no es su emisora favorita Radio Marmota? ¿Acaso ha dejado de zapear y ha sintonizado en su televisión el canal de Telemarmota?

Después deja usted el periódico a un lado, apaga la radio y la televisión y sale a la calle. Con su mascarilla lisa, estampada o con la banderita. Y pasea, deambula sin rumbo fijo. Transita por barrios distintos. Y mira y observa. Y oye. Y ve y escucha lo que va ocurriendo a su alrededor durante el recorrido y recuerda todas esas palabras del primer párrafo, pronunciadas con solemnidad y un punto (o varios) de engolamiento. ¿Será que, como dice Markus Gabriel, "la realidad es aquello que nos lleva a engaño"? Pero no desespere, ni se enfurezca, tampoco se amilane. Sea optimista, y mientras sortea calientes mierdas de perro piense que en 2030 va a vivir usted en una ciudad y su área metropolitana cojonuda. La prosperidad está ahí, a diez años vista. Aguante, por Dios, no sea que lo llamen derrotista.

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