La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

La cola para comprar un reloj de 250 euros

En la calle Velázquez está una de las escasas tiendas de España que venden el reloj diseñado por Omega y Swatch

El reloj de 250 euros

El reloj de 250 euros

Sólo venden uno por persona, disponibles en muy pocos comercios en España, el precio es de 250 euros y están bajo la vigilancia de un guardia de seguridad. El que ha montado la campaña de promoción ha arriesgado y ha triunfado. Se trata del reloj que fusiona los diseños de dos marcas: Swatch y Omega. La económica y la cara, la asequible y la glamurosa, la que te resuelve un regalito de Navidad y la que luce James Bond. He visto muchos Swatch, pero sólo un Omega, el que luce un concejal de la actual Corporación municipal. A lo que íbamos, Sevilla tiene una de esas pocas tiendas que hay en España que ofrecen esta fusión, maridaje, combinación o como quieran llamarla. Está en plena calle Velázquez, en esa milla de oro por la concentración de buenos comercios y el elevado tráfico de peatones. El guardia controla una cola donde te encuentras a sevillanos, madrileños y hasta turistas de Abu Dabi que no se quieren quedar sin el dichoso relojito. Puede usted parlotear el inglés mientras hace la espera y se entera de que en la capital de los Emiratos hay colas de bastantes más horas que en la tiendecita de Sevilla.

Tampoco es que suframos colas muy largas en Sevilla para lograr este reloj, no son las colas de la Expo’92, ni las de los socios del Labradores para pedirle a Benito Mateos-Nevado un pase de favor para la caseta. El caso es que el reloj no es caro como un Omega, pero puede ser asequible como un Swatch. Se vende de forma restringida... Y ahí está la gran clave. El éxito se confirma en el mercado negro de internet, donde los relojes están ya a precio de silla para la Madrugada de Semana Santa: 500 euros. El guardia de seguridad tiene ya historias para un libro. Hay sevillanos que han recibido la encomienda de amigos de Madrid para que les compren un reloj en la calle Velázquez de Sevilla, porque que ya han usado su derecho de compra en la única tienda de la capital. Aquí siempre hemos tenido claro que para que un acto triunfe debe quedarse gente fuera. Así somos. La conferencia de un político con derecho a menú es una batata si resulta que puede entrar cualquiera. Lo bueno es que haya gente pidiendo silla hasta la noche antes del acto.

La campaña de este maridaje de marcas de relojes bien parece diseñada por un sevillano. Pocos artículos, se despachan a cuentagotas y con criterios restringidos. Ni que fueran las entradas del Pregón. Si usted consigue uno podrá presumir como ese concejal del Ayuntamiento al que de vez en cuando le asoma el Omega por debajo del puño de la camisa. Pero el del edil, eso sí, es Omega puro, sin mezclas. Como el de James.

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